LA ALBERCA

Los brotes verdes

En menos de tres años, Haro y Catalán han sacado al Betis de la ruina y lo han llevado a Europa

Alberto García Reyes

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En mayo de 2014, cuando el Betis acababa de descender a Segunda con sólo 25 puntos, el empresario José Miguel López Catalán, creador de la sociedad tecnológica sevillana Genera Games, le compró a Rufino González todo su paquete de acciones en el club de la Palmera. Paralelamente, el joven ingeniero industrial y presidente del holding Wingenia, Ángel Haro, había ido adquiriendo participaciones en la sociedad verdiblanca hasta sumar un porcentaje que le daba derecho a entrar en el consejo de administración. Ambos desembarcaron en Heliópolis, sin conocerse previamente de nada, en los meses posteriores. El Real Betis Balompié se encontraba entonces en pleno concurso de acreedores, judicializado tras la triste gestión autárquica de Manuel Ruiz de Lopera y con las aspiraciones deportivas por los suelos. Pero Haro y Catalán se propusieron hacer un milagro en el que pocos creían. Se aliaron para ganarle la junta general de accionistas en septiembre de 2015 a Manuel Castaño, que representaba al loperismo obsoleto, y comenzaron una andadura de locos. No hace todavía ni tres años. De aquella victoria emanó un decálogo que algunos calificaron como «una carta a los Reyes Magos»: un Betis unido, crecimiento deportivo, un club profesionalizado en todas sus instancias, construcción inmediata del Gol Sur, un Betis más participativo, asequible para todos, la cantera, la televisión y la radio, el Betis de los niños, fútbol femenino...

El lunes pasado, cuando el equipo sacó el visado para jugar en Europa y el estadio rugía, me puse a reflexionar sobre todo esto y comprendí el cainismo sevillano. Estos dos jóvenes empresarios han recibido palos hasta en el cielo de la boca de algunos visionarios que no han asumido el menor riesgo en sus vidas y que opinan con una desfachatez vergonzosa. Y lo que es peor: me temo que todos esos leñeros no van a tener la decencia de reconocerles lo que han hecho. En menos de tres años, Haro y Catalán han saneado el club económicamente, han firmado un acuerdo histórico con Lopera que ha traído una paz social a la sociedad con la que ni soñábamos hace apenas un lustro, han repartido las acciones entre todos los béticos que hayan querido comprarlas, han construido el Gol Sur y modernizado un estadio que hoy es el cuarto de España, han superado los 50.000 socios y han puesto al Betis en la quinta posición gracias a un paulatino crecimiento deportivo que se ha consagrado con la ayuda de Lorenzo Serra Ferrer y la contratación de Quique Setién. Esto no es una opinión. Es una mera descripción de los hechos que no pretende ocultar los errores -que Dios proteja a los infalibles y les dé una tribuna-, sino simplemente desembocar en un reconocimiento a la labor de dos béticos a los que el tiempo encumbrará.

Ahora entiendo que cuando la ministra de Economía Elena Salgado anunció la aparición de brotes verdes que indicaban el final de la crisis, probablemente estaba hablando de Haro y Catalán, dos lunáticos que se hermanaron para sacar del pozo a nuestro equipo. Dos locos de la cabeza, de la que yo me quito el sombrero para ponerlo a sus pies.

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