Felicidad Rodríguez - OPINIÓN

Yellow Day

Ese momento, súper amarillo y súper feliz, acaba de llegar o está a punto de hacerlo. Se trata del día con más horas de luz del año

Felicidad Rodríguez
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El marketing y los anglosajones, que sobre lo primero tienen amplios conocimientos, han exportado al mundo los Black Fridays, los Cyber Mondays o las Happy Hours. Ya saben, esos viernes con rebajas de vértigo, esos lunes con especiales descuentos en las compras por Internet o esas horas que, al parecer, deben ser las más felices de la jornada porque las copas salen más baratas.

Días y horas que deben anotarse, en mayúsculas y subrayadas, en toda agenda que se precie. También están los Yellow Days, los días felices, que deben ser como las happy hours pero a escala cósmica y trascendental. O los Blue Mondays, identificados como los más depresivos del año. Lo de los lunes lo puedo entender; lo de los colores me resulta un poco más complicado.

Se me escapa la relación del azul con la depresión o la del color negro con lo que me puedo ahorrar en las compras durante ese viernes universal. Quizá, en este caso, la correspondencia pueda venir por el color de los pensamientos del día siguiente cuando nos damos cuenta de la cantidad de dinero que hemos gastado en objetos rebajados pero también inservibles.

Lo de los Yellow Days parece más claro; el amarillo, al fin y al cabo, es un color brillante y alegre que nos sube el ánimo. Aunque, por otra parte, también es un color de mala suerte para determinados colectivos. En fin, para gustos, los colores. Ahora parece que se ha identificado, gracias a una fórmula matemática, el más Yellow Day de todos los Yellow Days. Y si es una fórmula la que lo dice habrá que tomarlo como cierto. Además, resulta que ese momento, súper amarillo y súper feliz, acaba de llegar o está a punto de hacerlo. Se trata del día con más horas de luz del año; vamos, entre hoy y mañana, que para eso estamos en el solsticio de verano.

Los elementos que intervienen en la fórmula son la cercanía de las vacaciones, el incremento de la temperatura, la proximidad de la paga extra, dividido todo ello por las horas trabajadas al día y multiplicando, al final, por el incremento de las horas de luz. Así nos sale el día del año en el que somos más felices. Aunque, pensándolo bien, debe ser una fórmula matemática con reminiscencias relativistas LOMCE.

Vale lo de las horas de luz que ya sabemos nos sube la serotonina más que el chocolate. Eso puede explicar que, pese a todo lo que nos pasa en Cádiz, la cantidad de horas de sol en nuestra Costa de la Luz nos transforma en los más felices del mundo mundial; aunque este año la fórmula nos falla porque, por mucha luz que tengamos, el resultado del partido del domingo nos tiene hoy con los ánimos por los suelos.

Lo del incremento de las temperaturas también está bien, aunque parece que la meteorología se está pasando en ese intento de darnos un exceso de felicidad. Lo de las horas trabajadas al día debe ser por la reducción de la jornada laboral de los que la tengan, y lo de la proximidad de las vacaciones no está claro si se refiere a los maestros o a los padres de los tiernos infantes. La paga extra si que es un aliciente, aunque a otros les haría más feliz tener una normal todos los meses.

En fin, no se si realmente existe ese super Yellow Day pero, en cualquier caso, mis deseos de un buen verano con adecuados niveles de felicidad en todo momento.

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