OPINIÓN

La vida en números

El padrón provincial revela estabilidad en la población provincial gracias a los extranjeros

La Voz de Cádiz

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Pocos números están relacionados con la vida como los que arroja el padrón. Hablan de cantidades de muertes, de porcentajes de nacimientos, de poblaciones que crecen o decrecen, según las tendencias económicas y los movimientos migratorios nacionales e internacionales. Pocas estadísticas encierran tantos retratos sobre una sociedad. La actualización del número de habitantes en la provincia de Cádiz hablan de un leve descenso en su última actualización. Tras unos años de dientes de sierra, el número total pasa a ser el mismo que hace cinco años y con similares causantes. Si se contempla el plazo medio, la cifra permanece estable en algo más de 1,2 millones de habitantes en la provincia. En el último balance, llama la atención que sean los extranjeros, los emigrantes e inmigrantes los que consiguen equilibrar la cifra. De no ser por su contribución numérica, el padrón sufriría un descenso considerable. Son, además, personas con alta cualificación académica por lo común y generalmente procedentes de la clase media de sus países, profesionales en su mayoría. Es decir que, para evitar prejuicios, aportan calidad al mercado laboral y ninguna marginalidad, elevan los niveles de formación media de toda la población.

Esta situación se combina con otra circunstancia confirmada por otros balances oficiales de la administración estatal. Se trata de la confirmación de que el envejecimiento paulatino continúa. No es un problema exclusivo, ni mucho menos, de Cádiz ni de Andalucía. Bien al contrario, aún es más acusado en el resto de España y en Europa. La tasa de natalidad hace algunos años que no logra imponerse a la de muertes en Cádiz, lo que lleva, por un lado, a una reducción de la población y, por otro, a un censo demográfico cada vez más anciano. No hay renovación. Los últimos estudios publicados por el INE arrojan un resultado preocupante para España en su conjunto y, también, para Andalucía. El saldo es negativo. La provincia, y la capital, tampoco levantan cabeza en este aspecto. A estos datos hay que sumar el del contingente de jóvenes y desempleados que se han visto obligados a salir a buscar un futuro mejor. Desde el INE suelen explicar que, como norma general, los primeros semestres de cada año suelen tener mayor mortalidad y menor natalidad que los segundos y que un saldo vegetativo negativo durante un determinado periodo no implica necesariamente que se mantenga varios años. Ojalá.

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