El Apunte

Trabajo sin oportunismo

La carga de trabajo en Navantia empieza a librarse del calendario electoral o presiones territoriales

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Era mucho más que protocolo y formalidad, era una declaración de intenciones y una orientación del futuro inmediato de una pieza clave de un sector económico cláve en la Bahía: la construcción naval dentro de la industria que le queda a la comarca. La primera visita del nuevo presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez, empezó por Puerto Real, donde se construyen cuatro petroleros y una subestación eléctrica para un nuevo parque eólico-marino impulsado por Iberdrola en aguas inglesas.

El objetivo del nuevo responsable es confirmar, cuanto antes, el encargo de las célebres corbetas saudíes que garantizaría miles y miles de horas de trabajo a los operarios gaditanos. Sería la mejor forma de evitar malentendidos y tensiones, ya que la carga de trabajo en Navantia siempre está en disputa, entre Cádiz y Galicia.

Se ha convertido en un arma política arrojadiza que se presenta como un triunfo o una debacle, según el partido que gobierne en Madrid, o en cada autonomía, durante los años electorales. El nuevo dirigente es gallego, así que las suspicacias pueden crecer.

Los grandes contratos que ha firmado Navantia en los últimos años ha coincidido generalmente con periodos electorales pero, afortunadamente, en 2016 se acumularon de tal forma que ya no es preciso esperar a ninguna campaña para ver ningún nuevo encargo. Los polítcos saben que el peso del sector naval en zonas como la Bahía de Cádiz es clave para inclinar la balanza de los votos, aunque en algunos casos ni siquiera un anuncio haya servido para ello. Uno de los ejemplos más sonados fue el acuerdo alcanzado por España con Estados Unidos para el mantenimiento de los cuatro destructores norteamericanos que participan en Rota en el despliegue del escudo antimisiles.

El entonces presidente del Gobierno, el socialista Rodríguez Zapatero, anunció este contrato en octubre de 2011, un mes antes de las elecciones generales que lo apartaron del Gobierno y le dieron el triunfo a Mariano Rajoy. Curiosamente, el contrato que anunció Zapatero no se firmó hasta 2013. La imagen de los trabajadores de astilleros cortando el puente Caranza y quemando neumáticos es algo que ya queda muy atrás. El Ejecutivo del PP ha sabido manejar los tiempos para llevar la paz a los astilleros en forma de grandes encargos con muchas horas de trabajo. Las corbetas pueden, deben, ser las próximas. No hay mejor medida, ni mejor anuncio, para evitar cualquier tipo de suspicacias, de sospechas sobre favoritismos u oportunismos electorales.

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