El Apunte - OPINIÓN

Tipos de turismo

En Cádiz conviven zonas ejemplares como Sancti Petri y otras que piden auxilio ante el caos

Al debate sobre si la provincia de Cádiz debe exprimir su apuesta, y su dependencia, por el sector del turismo siempre sigue otro. Esta segunda discusión se centra en qué tipo de turismo es el que se invoca. Los hay de muchos tipos y costes, con protagonistas nacionales, regionales o internacionales, con distintas preferencias y con un variado poder adquisitivo.

Al final, ese tipo de debates siempre se zanjan con un tópico: hay que buscar el turismo de calidad. Pero nadie sabe bien qué significa ese término, nadie sabe fijar los límites mínimos y máximos de ese calificativo. No es exactamente de lujo puesto que si fuera ofrecido a visitantes con unas rentas altísimas sería, forzosamente, minoritario. El sector, en cambio, necesita de un grueso de veraneantes, de un cuerpo amplio que forzosamente debe dividirse en distintos niveles adquisitivos. Quizás, lo mejor para definir sea poner un ejemplo.

Turismo de calidad es el que pueden ofrecer equipamientos ubicados en zonas de gran belleza pero que ofrezcan todo tipo de comodidades y avances tecnológicos mientras respetan el medio ambiente, se funden con el paisaje sin romper sus perfiles ni dañar el entorno del que se alimentan. Con capacidad, con vistas, con complementos, equipamientos, actividades y una buena relación entre todo eso y el precio que cuesta una estancia media. En la provincia gaditana hay zonas que responden a la definición. Los hoteles de Sancti Petri, sin ir más lejos en el espacio ni en el tiempo, han sido elegidos como los mejor valorados por los usuarios en toda España con miles de votos en una de las páginas web más populares en materia turística.

En el otro extremo de ese abanico, encontramos apenas unos días después la llamada de auxilio del Ayuntamiento de Vejer que –como los de Barbate, Conil o Tarifa– se declaran impotentes para controlar una población provisional que, durante dos meses, multiplica por mucho su censo habitual. Con zonas atestadas en las que aún no hay red de abastecimiento de agua, ni suministro eléctrico suficiente, donde la recogida de basuras no da abasto y las acampadas, los horarios comerciales, la movida o los aparcamientos sólo tienen como norma la ley de la selva. Por no hablar de planes de seguridad.

Para lograr el ansiado turismo de calidad hay que lograr que éste último se acerque cuanto antes, al anterior.

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