EL APUNTE
Un suelo con futuro, pero abandonado
La oferta de compra sobre los terrenos de Delphi lanzada por la Autoridad Portuaria espera aún el veredicto de los administradores
Los proyectos se eternizan en Cádiz. El retraso de las grandes obras y promesas de esta provincia es a veces, fruto del interés político, pero en otras ocasiones, esa demora tiene mucho que ver con la desidia y la especulación. Diez años después del cierre de la factoría de Delphi seguimos enredados con un caso que ha sido el mayor fiasco laboral de la historia de Cádiz y el mejor ejemplo de insensatez de algunos gobernantes. La tragedia de Delphi se intentó arreglar a golpe de subvenciones y con falsas promesas en vísperas electorales. El resultado final no es otro que una herida mal cicatrizada y con medio millar de extrabajadores reclamando aún su recolocación. El tiempo y la crisis empiezan a pasar página de esta triste historia gaditana, sin embargo, los terrenos de la antigua factoría puertorrealeña siguen abandonados a su suerte y recordando a toda la Bahía un desastre de gestión sin precedentes. En estos diez años se ha intentado sin éxito ‘colocar’ el suelo a un inversor para que les devuelva la actividad industrial que perdieron en febrero de 2007. La Junta de Andalucía rechazó su compra, pero el rayo de esperanza lo ha traído ahora, precisamente, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) que, el pasado junio, hizo una oferta de compra sobre el suelo por valor de 2,8 millones de euros.
La intención del puerto de Cádiz es garantizar la expansión del polígono de La Cabezuela con la adquisición de esta gran parcela industrial. Este polígono se encuentra ya colmatado y los gestores portuarios han empezado a trabajar sobre su futuro para asegurar la viabilidad de la orilla portuaria de Puerto Real. La oferta ha topado con los administradores concursales que gestionan el patrimonio de Delphi y velan por los intereses de los acreedores que dejó la compañía de automoción. Este grupo de abogados aún no ha contestado a la oferta de la Autoridad Portuaria y se han limitado a señalar que han solicitado una tasación complementaria de los terrenos para poder contrarrestar esa oferta. No tiene sentido que después de diez años del cierre de Delphi sigamos envueltos en una espiral de intereses cuando hay una institución como la Autoridad Portuaria capaz de asegurar su explotación. El conflicto radica en el precio. Los administradores consideran que es demasiado bajo. Seguramente el juzgado tenga que decidir y esperemos que sea pronto.
