Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Semillas de rencor

El jefe de Gabinete del alcalde de Cádiz acusa a varios concejales de ser ultraderechistas por mostrar ¡dos banderas constitucionales!

El señor jefe de gabinete del alcalde de Cádiz, oficialmente su mano derecha –supongo que en este caso prefiere ser la izquierda–, su colaborador más cercano, su confidente político, ha acusado esta semana a varios concejales del PP gaditano de ser de ¡extrema derecha! por el simple hecho de colocar dos banderas constitucionales en el Pleno del Ayuntamiento. Ojo al dato, que diría aquel. Ve dos banderas de España y se le nubla la vista. De extrema derecha. Palabras mayores. Usadas a la ligera, muy a la ligera. Según este señor, Ignacio Romaní, Mercedes Colombo, José Blas Fernández o Juan José Ortíz deben ir por ahí apaleando inmigrantes, predicando el Mein Kampf en lúgubres locales de Bahía Blanca –si es que el susodicho sabe dónde está Bahía Blanca–, o tatuándose esvásticas en un glúteo. Es probable que incluso acudan a conciertos neonazis en sórdidos garajes de la zona de la Alameda, aunque eso nunca lo sabremos, que esta gente de la extrema derecha sabe esconderse muy bien, agazapada a la espera de que llegue su momento de volver a gobernar e imponer la dictadura y el terror terrorífico que ya sufrimos en Cádiz durante 20 años.

Claro que este ilustre asesor no estaba por aquí entonces. De hecho, dudo que hubiese pisado nuestra ciudad antes de que Podemos le pusiese desde Madrid un sueldo para asesorar al alcalde. Pero se lo han debido contar. En realidad, el problema no es este señor en concreto. Probablemente, cuando acabe la etapa de Podemos al frente del Ayuntamiento gaditano, sea dentro de dos años, de seis o pasado mañana si hubiese una moción de censura, regresará a su lugar de origen y no volverá por aquí. Como los futbolistas foráneos, que aman la ciudad y el escudo mientras cobran. Luego si te he visto no me acuerdo, excepción hecha del gran Hugo Vaca.

José Vicente Barcia, que es el nombre del susodicho jefe gabinetero, no es el problema. En realidad, esa es su función. Para ello le pagan. Para propagar su ideología allá donde esté. En ese sentido, está realizando su labor a la perfección, salvo por el pequeño detalle de que su sueldo lo pagamos todos los gaditanos. Le ponen ahí para radicalizar al personal. Dudo que la mayoría de votantes de Podemos, que vieron en Kichi una esperanza de futuro, una alternativa a esas dos décadas de Partido Popular, odien la bandera de España como lo hacen sus líderes. Una cosa es tener una ideología –de derechas o de izquierdas– y otra muy distinta odiar a todo aquel que no piensa como tú. Y eso es lo que hacen estos asesores impuestos desde Madrid. En lugar de ayudar en la gestión del día a día, se dedican a adoctrinar, a sembrar rencores. Y cuando se vayan, que se irán, aquí nos quedaremos los gaditanos. Divididos. Más allá de nuestras preferencias políticas, tan respetables las de un lado como las del otro. Más divididos que nunca.

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