Francisco Apaolaza

Potencia mundial del zasca

Séneca advirtió que a menudo es más conveniente disimular que vengarse

Francisco Apaolaza
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Séneca advirtió que a menudo es más conveniente disimular que vengarse. Al bueno de Juan Ramón Lucas le quiso responder un tipo en Twitter, esa red que cada día es más trinchera y más patíbulo, y escribió esto: «Hola, me llamó (sic.) Juan Ramón Lucas y soy subnormal». Éste de la normalidad de la gente es un debate amplio y pendiente, pero la belleza del asunto fue esa tilde que puso de más el mentecato y que le hizo quedar como no lo hubiera querido ver nunca su madre. Yo aprendí a no ser vengativo en Cádiz, por miedo a las represalias. Vi a dos o tres que creían que iban a pegar un corte y llegaron sin sangre a la enfermería.

Un hombre se equivoca si piensa que pierde batallas, pero nunca la guerra. El último ejemplo ha sido el exministro Soria, que creyó poder volver de la muerte política y se equivocó. En política solo se puede estar en el purgatorio un tiempo, pero creer que se puede resucitar es un mero espejismo, una pirueta solo al alcance de Celia Villalobos, a la que algunos comparan con Batman y otros con alguien de ‘Fear The Walking Dead’. La decisión de llevar a Soria de representante español al Banco Mundial solo se sostiene explicada desde la venganza de alguien que se ha llegado a creer que aquí se hace lo que a él le da la gana. Ese alguien pensó que Soria, que a veces mira fijamente a un punto indeterminado del espacio donde para los demás no hay nada, como los gatos cuando ven fantasmas, sería un buen candidato a dirigir el Banco Mundial y caben varias posibilidades. O entiende que conocimiento del manejo de estructuras ‘offshore’ es una virtud en la institución, cosa que no es descabellada, o es tan ingenuo que cree que un ministro dimitido por mentir era el mejor de todos los candidatos y que los españoles lo iban a entender, y en este caso es improbable que haya llegado a los treinta años sin que le atropelle un camión, o se está vengando una derrota política, o se quiere convertir el país en un sketch de los Monthy Python en Hollywood, por ejemplo ese en el que un tipo llegaba a un mostrador y le preguntaban si venía «por la agencia de viajes o a que le hicieran una mamada». Quizás sea verdad que la política sea una disciplina en la que se trate de colocar al máximo número de amigos, como si fuese una fiesta de la luna en Bali. En Podemos se liga más que en Bali, pero ese es otro asunto.

Yo voto por la hipótesis de la venganza a esa España que osa doblegar las decisiones de un gobierno. El motor de España es la jodienda. El mar de fondo de este país de espadachines es una revancha encadenada que empezó en el albor de los tiempos, como el mar de fondo de algún huracán lejano.

Somos la primera potencia mundial del ‘zasca’. Lo malo de la revancha es que hay que ser muy preciso en el elegir el momento. En eso, algunas mujeres son tiradoras olímpicas. Hubo una que, cuando su marido le dijo que aquella mañana estaba decidido a correr el encierro y que la quería, le respondió con un mensaje de Whatsapp: «No te olvides de traer el pan».

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