EL APUNTE

La policía como prueba

Más allá de los gestos y los eslóganes, la gestión municipal vuelve a fallar como en la limpieza

La Voz

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Todos los partidos lo niegan con furia en las campañas electorales y, los que tienen la oportunidad de gobernar, lo proclaman luego, a gritos, como lamento: los ayuntamientos tienen escaso margen de maniobra. Poca financiación y escasas transferencias. Son la primera línea para la reclamación y la protesta, para la petición de ayuda, pero son los últimos de la fila en la administración para manejar fondos y asumir responsabilidades. Para analizar la tarea política de un grupo en cualquier administración, pocos baremos más fiables que sus propuestas oficiales, la que elevan a los órganos legislativos, ejecutivos, según cada caso. En la instancia municipal, ese seguimiento puede hacerse a través de las iniciativas que cada partido eleva al Pleno del Ayuntamiento. De esos acuerdos (o desacuerdos en el caso actual de Cádiz) cabe esperar la mejora de los servicios públicos que maneja, pocos pero esenciales: transporte público, limpieza y los derivados de la Policía Local, es decir, materias relacionadas con el tráfico y el respaldo a la seguridad ciudadana.

Si en la limpieza han sido frecuentes las quejas por el deterioro del aspecto de calles, plazas y jardines desde 2014, ahora se suma un reguero, constante y grave, de denuncias sobre las circunstancias en las que trabaja la Policía Local. Escasez de plantilla y un lamentable estado del parque móvil que resulta esencial para su trabajo. El resultado es que le cuesta ejercer sus funciones básicas y a los ciudadanos cada vez les resulta más difícil verla por las calles. La desmoralización cunde entre sus miembros. Su función de auxilio ciudadano en caso de emergencia se ve comprometida. El intento de peatonalizar calles del casco antiguo durante las pasadas fiestas navideñas ha sido otro pequeño ejemplo: más allá de una lluvia de multas inicial, fallaba el apartado de control y fiscalización para informar e intimidar a los, muchos, que violaban el cierre de determinadas vías.

Este tipo de situaciones (sean heredadas o no, total o parcialmente) son las que competen a un Gobierno local, son sus mayores campos de actuación y mejora. No el cambio de nombres de calles y estadios, las condenas al terrorismo internacional, la guerra, el maltrato animal y la homofobia que se dan por descontadas y obvias en cualquier institución, incluso en cualquier ciudadano de buena voluntad. La gestión está en la Policía Local, entre otros departamentos, y no en los pronunciamientos y los eslóganes para redes sociales.

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