La Voz de Cádiz

Los plenos locales, a revisión

Hay defectos de forma que resolver pero conviene recordar que los mayores son de fondo

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Mucho se ha hablado en los últimos años de los plenos municipales en Cádiz. Resulta contradictorio y llamativo. Mientras la actividad política y partidista cada vez era más distante de los ciudadanos, cuanto mayor era el llamado «desapego», más crecía el protagonismo de este foro. En muchos casos, se han convertido en el escenario de todo tipo de protestas y trifulcas que alcanzaron su culminación con la suspensión de una tensa sesión al borde de comenzar el verano que ahora termina.

Más allá de los incidentes concretos, el gobierno local y la oposición ha coincidido en que es necesario regularlos de nuevo. De hecho, ayer comenzaron unos contactos que ya anticipan un acuerdo suficiente entre Podemos, Ganemos, PSOE y Ciudadanos.

Sólo el PP, que se levantó de la mesa, discrepa de la mayor parte de las modificaciones propuestas. El fondo de la cuestión es que las normas que rigen el parlamento local tienen demasiados años y en algún caso han podido quedar obsoletas. Uno de sus defectos es su posible duración. Da igual que canse a concejales o funcionarios, que cumplen con su misión. El mayor inconveniente es que las sesiones que superan las ocho horas dificultan el seguimiento ciudadano. Otro de los asuntos a corregir es reordenar –para ensalzar y racionalizar– las intervenciones de los vecinos y las mociones presentadas. Que se limiten en número resulta lógico puesto que así se hace en otras instituciones similares.

Pero conviene no engañarse. Los plenos tienen graves problemas de forma y los ediles pueden hacer bien en revisarlas. De hecho, todos los gobiernos anteriores las han retocado levemente. Sin embargo, conviene recordar que el mayor defecto de los plenos del Ayuntamiento de Cádiz, hace años, está en su contenido.

Su mayor tara es su intrascendencia. La mayoría de los puntos a debatir (ya desde los últimos cuatro años de Teófila Martínez en la Alcaldía) están llenos de llamamientos a la paz universal, instancias a instituciones de mayor rango, declaraciones vacías o proclamas estrambóticas. Se ha llegado a discutir el modelo económico de Bangladesh. Sirva como ejemplo exagerado para resaltar la impertinencia de abordar asuntos inalcanzables mientras se dejan sin abordar, de veras, los que están a la mano.

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