Montiel de Arnáiz - OPINIÓN

Pablo Iglesias

La que el muchacho ha liado en Moncloa ha sido de Master en Universo, juego, set y partido y gran mamasso gaditano

Montiel de Arnáiz
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Los cojones, se los reconozco. Al del título se le percibe inteligente, un friki provocador, hábil estratega traedor del marketing a la política nacional. Sólo por eso ya me gusta este iconoclasta con ropa técnica y sin carnet de manipulador, al menos de alimentos. La que el muchacho ha liado en Moncloa ha sido de Master en Universo, juego, set y partido y gran mamasso gaditano. En realidad no era tan difícil hacerlo en esta sociedad encorsetada que oscila entre lo políticamente correcto y el y tú más, pero había que tener (la segunda palabra del artículo) para hacerlo. La jugada resulta brillantemente simple, un movimiento de seriéfilo: empujar a Pedro Sánchez al fracaso de su éxito, envuelto en líneas rojas.

Primero lo ninguneó en el debate sin Rajoy; luego le dio arena y cal ofreciéndole el gobierno e imponiendo sus áreas y ministerios.

El enfado en el PSOE es monumental. Ahora que han dejado de ser casta y tal Mr. Coletas les pasa la patita por encima, cual Selu a Juan. Hay mucho de fingido, en mi opinión. Los barones territoriales están encantados, en realidad, y más aún con la jugada maestra de Rajoy, el gran procastinador: el Congreso Federal se acerca a toda máquina y galgo corredor. Sánchez y su desmedida ambición de poder, su negativa a ser triturado y reciclado internamente, resulta una triste ejemplificación -casi psicoanalizable- del amor a un sillón que no se ha hollado. Sabe lo que le espera y se resiste; de ahí que Susana Díaz, Felipe González, Alfonso Guerra, Pérez-Rubalcaba y Eduardo Madina estén atizándole duro en medios y redes: fijan la idea en el subconsciente socialista, preparan a las bases del partido para lo que ha de llegar.

Hay que reconocérselos, a Pablo Iglesias: los tiene al volumen de Felipe Reyes o el caballo de Espartero. Admiremos su frescura y desvergüenza, su cinismo y ambición; con un mínimo ejercicio de corresponsabilidad política la respuesta a su órdago generacional será un debilitador pacto trilateral de gobierno que dejará al PSOE a la quinta pregunta, convirtiendo a Iglesias en un Torquemada 2.0: el inquisidor que pregunta al preso por sus bienes patrimoniales antes de condenarlo a la purga sanatoria del fuego en la hoguera.

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