Montiel de Arnáiz - OPINIÓN

Onda Cádiz

En los tres años que llevo colaborando con la televisión pública jamás me ha dicho nadie qué debía decir o qué no

Montiel de Arnáiz
CÁDIZ Actualizado: Guardar
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En los tres años que llevo colaborando con Onda Cádiz, primero con Manoli Lemos y posteriormente como contertulio de ‘El Mirador’ de Miguel Velasco y Anabel Flores, jamás me ha dicho nadie qué debía decir o qué no, lo que demuestra que se ha respetado mi independencia y que me conocen bien. En la televisión local pública he podido opinar lo que me ha parecido oportuno sobre los políticos locales, provinciales, autonómicos y nacionales de todos los partidos con una regularidad casi semanal. Permitir a alguien criticarte sin pudor ni ambage alguno en «tu» propia casa es algo digno de encomio y ello ha de agradecerse tanto a los responsables del programa como al gerente y políticos responsables.

Por eso la situación provocada por el programa ‘interruptus’ de Luciano Albarrán me ha resultado sorprendente.

El espacio de radio en sí me pareció una torpe maniobra de propaganda política, dadas la mala relación personal del locutor con el líder del PSOE y la buena relación que Albarrán posee con ‘disidentes’ (Brian dixit) del partido gaditano; partidarios quizá de un pacto de gobierno con Podemos: Marta Meléndez, Francisco Piniella o José Pettenghi, a los que Luciano invitó a su primer programa, interesante aunque un pelín tendencioso.

Tras eso, vino su decapitación. Luciano lo ha contado en un segundo programa igualmente interesante que desembocó en una cascada de interrogantes e invectivas. El locutor narra su llamada a una reunión urgente en la que aparecen José Vicente Barcia, jefe del gabinete del alcalde, quién dice Albarrán que pretende fiscalizar los temas de su programa; el gerente de Onda Cádiz, Joaquin Castro, y el Consejero Delegado, David Navarro, a quién L.A. atribuye una acusación preocupante: «Te has cargado la pluralidad de Onda Cádiz».

Luego llegan los tejemanejes y las puñaladas, el intento de cese de Navarro en el Consejo y el extravagante voto en contra del PP, la dimisión de María Fernández-Trujillo de su cargo de Presidenta (sin mando) de Onda Cádiz y la aparición de multitud de rumores e insinuaciones. Lo único que yo he echado en falta, en defensa de la pluralidad de la cadena, es que los nombrados desmientan categóricamente lo denunciado por Albarrán y actúen en consecuencia. No hacerlo sería incurrir en motivo de dimisión. O de aceptación.

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