Felicidad Rodríguez - OPINIÓN

Los nuevos millonarios

Ha surgido un nuevo tipo encuadrado en la definición de nuevos millonarios, los sobrinos

Hasta hace dos o tres años, y para justificar el impuesto de sucesiones, se decía que eso solo lo pagaban los millonarios. Hace tan solo unos días, tras el acuerdo entre Ciudadanos y PSOE , desde la Consejería de Hacienda se anunciaba a bombo y platillo que, a partir de ahora, solo pagarán los millonarios. En consecuencia, durante este período de tiempo debe haberse producido un cambio importante en la consideración de lo que es un millonario.

Para mí que un millonario se trataba, aunque no conozco a ninguno, de alguien con un montón de dinero y para el que, en muchos casos, eso del impuesto de sucesiones era un problema a sortear a través de sociedades instrumentales u otros mecanismos ininteligibles para el común de los mortales. En definitiva, que cuando alguien renuncia a una herencia, porque no tiene con que pagar el regalito, es cualquier cosa menos millonario.

Ahora, tras numerosas reuniones y para desbloquear los presupuestos de la Junta, muchos padres han respirado aliviados al pensar en el peso que sus hijos se quitarán en el futuro. No obstante, las declaraciones que han aparecido en prensa, ocupando las primeras páginas y en letras del mayor tamaño, acompañando a las fotos de rigor de los firmantes del acuerdo, me parecen un poquito exageradas. El representante de Ciudadanos ha declarado la ‘muerte’ del susodicho impuesto, mientras que la Consejera de Hacienda ha reiterado eso de que solo pagarán los millonarios. Pero yo vuelvo a liarme con lo de los millones y con la catalogación de sus envidiables poseedores. También con la distinta definición que de ellos tienen según donde se viva, por ejemplo en Cádiz o en Álava. Dejo aparte, por supuesto, a los que yo siempre he tenido por millonarios y que ya saben salir ellos solos del embrollo. Pero ahora, tras esas declaraciones triunfalistas, resulta que, al parecer, ha surgido un nuevo tipo encuadrado en la definición de nuevos millonarios, los sobrinos . También los hermanos aunque, al fin y al cabo y por eso de las edades semejantes, estos últimos se librarán de hacer números para calcular los coeficientes que se aplicarán al valor del piso del tío soltero, más los restos de la hipoteca, más el 3% del ajuar doméstico, aunque el ajuar sea para echarse a llorar, más la plusvalía que habrá que pagar al Ayuntamiento.

Dice el Instituto Nacional de Estadística , que de estas cosas sabe mucho, que los hogares unipersonales representan un 25% de los hogares españoles y que, entre ellos y en el caso de los hombres, los solteros representan casi el 59%, mientras que las solteras son el 35% de las mujeres que viven solas. También están las parejas que no han podido o no han querido tener hijos por las razones que sean, pero que están apoyadas y cuidadas por sus familiares más cercanos. Pues como el sobrino, o la sobrina, estén parados, lo que tampoco es tan raro, lo llevan claro si pretenden quedarse a vivir en la casa de los tíos o hacerse con el pequeño local que les solucione la vida. A lo mejor no están parados, pero quizá les pase como a ese guardia civil andaluz que contaba hace unos meses como tenía embargada su cuenta porque no podía hacer frente a la liquidación fiscal de la herencia de su difunta tía. En fin, los nuevos millonarios.

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