Eduardo Moyano

No solo de flamenco vive el hombre

En Zaragoza le han ovacionado. Es su tierra, Aragón, pero ‘Jota’ es mucho más que un documental de corte musical

Eduardo Moyano
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En Zaragoza le han ovacionado. Es su tierra, Aragón, pero ‘Jota’ es mucho más que un documental de corte musical, es irse a las raíces, a la raigambre de una música, unos cantes, unos bailes de orígenes ancestrales en algunas comunidades españolas con Aragón a la cabeza. Carlos Saura ya lo hizo con ‘Flamenco’, nuestra música más universal, o con ‘Tango’ o ‘Fados’, pero ahora, a sus 84 años, ha regresado a sus orígenes aragoneses para reivindicar el género y conectarlo con la música flamenca, celta, clásica o jazzística.

Puedo decir que después de ver ‘Jota’, conozco mucho más de un baile y de unas canciones a las que apenas había prestado atención hasta ahora. Hay cine y una labor de divulgación detrás de este documental.

Saura sabe trasladar la magia de la música y del baile. Sus películas, y esta no es una excepción, son de una estética depurada y de enorme plasticidad. Cuida la fotografía, no obstante es otra de sus grandes pasiones, hasta el mínimo detalle. Si antes contó con el maestro Vittorio Storaro es ahora Paco Belda quién nos lleva por ese mundo de luces y sombras donde resaltan los sonidos y los sentimientos. El bailarín y coreógrafo zaragozano Miguel Ángel Berna, considerado un gran renovador de la jota, Carmen Paris, Sara Baras, Carlos Núñez, Ari Malikian son algunos de los artistas que intervienen en la película.

Su jota muestra una danza apasionada al mismo tiempo que poderosa. Una jota arraigada en las raíces pero que ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Antes era un cortejo en que hombre y mujer se seducían uno al otro como por ejemplo vemos en ‘Nobleza baturra’(1935) con Imperio Argentina que es uno de los homenajes explícitos que Saura se permite en la película junto al de Paco Rabal, por su papel como Francisco de Goya, en la película del mismo título... También hay un tributo muy especial a José Antonio Labordeta y su canción ‘Rosa Rosae’ mientras se superponen imágenes de la Guerra Civil, otro de los temas que Saura ha tratado con frecuencia en su cine. Es una licencia que se permite el cineasta porque esa canción siempre le ha emocionado profundamente y sentía mucha admiración por el cantautor aragonés.

Esta jota de Carlos Saura produce emociones intensas y nos hace respetar cada vez más a un director inmenso, de enorme lucidez, que siempre ha mantenido una línea coherente, libre y enormemente creativa.

Llegará el día en que haya que agradecer a Carlos Saura todo lo que hace por el cine y en particular por su valor de divulgación y difusión de la música y la danza.

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