El Apunte - OPINIÓN

Un niño para recordar el drama

La muerte de un crío en aguas del Estrecho deja claro que la tragedia ni cesa ni se traslada

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Por más que todos los habitantes de la provincia estén familiarizados con el fenómeno de la inmigración, hay dolor para el que resulta imposible prepararse. La imagen mental de un niño de cinco años ahogado en una orilla es uno de ellos. Ninguno de nosotros está listo para ese impacto que muestra con toda la crueldad la dramática lucha de miles de personas por escapar de la pobreza o la guerra a través del mar.

Nos toca ver a las víctimas de cerca porque vivimos en una de muchas las trincheras que hay en el mundo, como la frontera mexicana, Lampedusa, los límites terrestres o marítimos de Grecia... Escenarios de una guerra mundial y social, humana, despiadada e interminable.

El fenómeno se ha generalizado en otras costas, en Grecia, antes en Italia, y la alarma se ha quedado encendida durante semanas, meses. En realidad, nunca cesa. La muerte de un niño de seis años es un golpe que recuerda una tragedia que sucede a diario. Cuando no suena, también.

La reaparición de los cuerpos ateridos, con hipotermia, agotados o sin vida de inmigrantes en aguas del Estrecho, ocupantes de pateras o de lanchas hinchables de juguete, hace más de dos décadas que ofrece un trágico recuento diario. Esa tragedia, que parecía desplazada ahora a otros puntos del mapa, al Mediterráneo Central, ha vuelto a demostrar que nunca se fue de aquí.

Después de unos años -2012, 2013 y 2014- en los que se habló de un incremento de hasta el 300% (con la célebre avalancha en Tarifa), los expertos, asociaciones y profesionales dicen que la vía del Estrecho pierde protagonismo. Al parecer, ha pasado a ser considerada demasiado vigilada, «quemada», arriesgada, difícil y cara. Pero esta nueva situación no debe confundir a nadie. Siguen pasando por el Estrecho de Gibraltar, siguen precisando ayuda y solidaridad, rescate y vigilancia. Es necesario mantener el trabajo.

El primero es el de salvar vidas, que recae sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Salvamento Marítimo y Cruz Roja. El segundo es garantizar sus derechos y el tercero es dignificar la situación de los inmigrantes. Una vez salvadas estas prioridades, es preciso reafirmar que la solución definitiva a esta lacra, de la que se alimentan estructuras enteras, necesita de cooperación internacional y trabajo diplomático en ambas orillas. La inexistente foto de ese crío nos lo recuerda como un martillazo.

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