El Apunte - OPINIÓN

Los mensajes encriptados de Susana

La presidenta del PSOE, en sus peores horas, deja ver que no compartía el apoyo al alcalde de Cádiz

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Susana Díaz se ha dosificado en los últimos meses. Parece tener motivos suficientes para hacerlo. Su imagen política y pública nunca ha tenido menos prestigio que desde el pasado 1 de octubre, cuando toda la izquierda le puso la etiqueta de ejecutora de la carrera orgánica de Pedro Sánchez. Durante meses, hizo todo lo que pudo por hacerse con ese título y cuando recibió el trofeo quizás le resultó pesado, una carga incómoda. Durante estas últimas semanas, para encontrar una mujer con peor imagen en España habría que remontarse a la madrastra de Cenicienta o a la bruja de Blancanieves: todos los palos le han tocado a ella.

Pero en algún momento debe volver a levantar la cabeza si quiere aspirar a seguir al frente del PSOE nacional y del gobierno autonómico.

Ayer decidió hacerlo con una gira por televisiones en la que insinuó algunas de las grandes decisiones que tiene que afrontar cuando escampe. Presentarse a unas primarias para liderar el partido de forma oficial y fijar una política de pactos con Podemos están entre las principales.

En la segunda, entra de lleno el Ayuntamiento de Cádiz. De hecho, ayer se le preguntó por el apoyo que su formación dio a José María González Santos para que se convirtiera en alcalde gaditano el pasado 13 de junio de 2015. Su respuesta, de la que hay que sacar pistas sobre futuros pronunciamientos, incluyó un distanciamiento de ese respaldo. Aseguró que fue una decisión de otra Ejecutiva Federal, de la antigua, de la anterior, lo que deja entrever que no la comparte. Para templar ánimos, añadió que dejar gobernar a Teófila Martínez y a su partido (algo que sí el PSOE en Madrid) tampoco era «lo mejor». Probablemente, no. Para un PSOE mermado, que cosecha sus peores resultados históricos tanto a escala nacional en unas generales como en Cádiz durante unas municipales, no quedan opciones mejores. Sólo quedan las posibles. La de apoyar a José María González fue una pero Susana Díaz dejó entrever ayer que recuerda bien que hay otra.

Para saber qué está dispuesta hacer en los, varios, pactos de investidura entre Podemos y PSOE habrá que esperar a que se haga con el control del partido, si lo consigue. Luego, que sea capaz de ser coherente con su discurso. Los precedentes no la avalan.

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