El Apunte

La lucha se viste de luto

La muerte de un niño inocente marca un límite intolerable: la sensación de violencia cotidiana se ha asentado en la ciudadanía

La Voz de Cádiz

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Por más que las autoridades y los representantes del Gobierno y de la Justicia se empeñen, las sensaciones de los ciudadanos van por otro lado. Algunos episodios estarán directamente ligados al narcotráfico y otros, menos. Pero la vivencia general es de crecimiento de la violencia, de apariencia de impunidad y de burla al principio de autoridad. Guardias civiles que deben repeler una agresión multitudinaria con disparos al aire, fiscales que ven su coche destrozado, quema de ambulancias o lanchas de Vigilancia Aduanera... Así hasta llegar al límite máximo e intolerable del dolor, hasta la muerte de un niño. A falta de investigación y aclaración, falta saber si ha sido accidente o algo peor pero, en cualquier caso, parece fruto de un estado de cosas en el que los riesgos son demasiados. Las actuaciones de la Guardia Civil y de la Policía contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar son diarias pero la virulencia del fenómeno también parece crecer al mismo ritmo. Los clanes de la droga campan a sus anchas entre La Línea, Algeciras, Los Barrios y Gibraltar. O, al menos, lo parece.

El territorio parece volverse comanche ante la mirada espantada de todos. La señal de salida de esta carrera tan alarmante la puso la imagen de un grupo de delincuentes asaltando el hospital de La Línea para liberar a uno de los capos heridos en una operación policial el pasado enero. Desde entonces, el apedreamiento a vehículos de la Guardia Civil cuando una patrulla de agentes trataba de abortar un desembarco de droga en la Bahía de Algeciras y el resto de episodios. Interior ha puesto medios para frenar la actividad de los narcos. Eran a todas luces insuficientes.

El aumento de la delincuencia y la posibilidad de que las mafias colombianas o gallegas se hayan asentado obliga a trazar un nuevo plan con un aumento de los efectivos y otras estrategias. La presión piolicial se mide por éxitos. Las detenciones y la incautación de alijos son ahora el común denominador en una zona que parece gobernada por el narcotráfico. Antonio Sanz aseguró hace unas semanas que el Estado «va a ganar esta batalla, por tierra, mar y aire, que nadie lo dude. No hay lugar para cárteles de narcos ni para la impunidad». Ahora falta llevar las palabras a la realidad, que la ciudadanía tenga la sensación de que son ciertas. Por ahora, tiene la contraria.

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