Ignacio Moreno Bustamante

Qué ‘levantaso’

Sin el fuerte viento que se forma en el Estrecho de Gibraltar hoy día la Costa de la Luz sería una amalgama de urbanizaciones mastodónticas

Ignacio Moreno Bustamante
CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dentro de unos días, cuando la mayoría de nosotros hayamos retomado nuestra rutina postvacacional y el verano sean sólo recuerdos, no cabe duda que muchos de ellos estarán marcados por el ‘jartible’ levantazo que nos lleva azotando sin piedad prácticamente dos meses. Una cena en la que hubo que buscar una mesa resguardada, una mañana de playa echada a perder por la incomodidad de la arena, alguna alergia agravada, las noches insoportablemente calurosas, los altavoces de la playa Victoria a todo meter mientras se pone el sol y las sombrillas vuelan... El levante ha copado nuestras conversaciones durante semanas. Lo hemos maldecido e incluso hemos compadecido a tantos visitantes que, haciendo un esfuerzo importante, se han pagado sus merecidas vacaciones en nuestra tierra y apenas han podido pisar la playa.

Y por supuesto hemos lamentado las pérdidas que supone para muchos comerciantes y hosteleros.

El viento, obviamente, es un fenómeno natural del que no podemos culpar a nadie. Ni los de un lado a Kichi, Pablo Iglesias o Pedro Sánchez, ni los de otro a Teófila o Rajoy. Lo cual es una contrariedad tanto para unos como para otros, pues nada alivia más las frustraciones que buscar un culpable a nuestros males. Quien crea en dioses mitológicos, que se acuerde de los antepasados del dios Eolo. Y de toda su familia. El resto, habrá de aguantarse. Y resignarse.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que el viento de levante, por fastidioso que resulte, es uno de los más firmes guardianes de la singularidad de nuestra provincia. Esa que no nos cansamos de alabar tanto los que tenemos la fortuna de vivir en ella como quienes nos visitan. No les hablaré de sus beneficios desde un punto de vista técnico. Sin duda hay personas más capacitadas. Ni incidiré en la oportunidad que supone para el desarrollo de la energía eólica.

Pero hay un hecho evidente, y es que el levante ha contribuido de manera más que notable a la conservación de nuestra costa, poniéndola a salvo desde hace décadas de especuladores del ladrillo. Si hoy día podemos disfrutar de kilómetros de playa virgen entre Vejer y Tarifa es, en buena medida, gracias a veranos como este. De ‘levantaso’ fuerte. Y también a las instalaciones militares. Aunque ese es otro cantar. Sin duda, sin el fuerte viento que se forma en el Estrecho de Gibraltar por el efecto embudo que suponen las montañas del norte de Marruecos y del sur de España, hoy día la Costa de la Luz sería una amalgama de urbanizaciones mastodónticas. Exactamente igual que en la vecina Málaga. Buena gente los malagueños, pero con mucho cemento. Demasiado.

Así que seamos pacientes con el levante. Le debemos mucho. Y muy bueno. Con ‘to’ sus castas.

Ver los comentarios