LAVOZDECADIZ - EL APUNTE

El largo trecho del megáfono al despacho

El fracaso en políticas sociales y las dudas en el pago a proveedores derriban dos de las banderas políticas de Podemos

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Dos de los sufrimientos colectivos con los que la versión local de Podemos hizo bandera durante la campaña electoral que le acabaría por dar la Alcaldía, hace ya casi año y medio, eran las dificultades de los autónomos derivadas del impago a proveedores y las dificultades de los ciudadanos con carencias económicas para beneficiarse de los servicios sociales. Dos de los colectivos más amplios y sensibles, que integran casi todos los ciudadanos o con el que todos los vecinos tienen un contacto diario y directo, familiar o cercano. Resulta imposible permanecer impasible ante el sufrimiento de un pequeño empresario que no cobra servicios o productos que ha facilitado. Mucho más ante personas que tiene dificultades para conservar lo básico: vivienda, agua o electricidad, alimentación, educación...

Sin embargo, estos 15 meses han demostrado que la política real, la gestión, es mucho más difícil que la manifestación, que la negociación y la búsqueda de recursos es mucho más complejo que coger un megáfono y pedir justicia universal. Ahora, cuando el ecuador del mandato empieza a estar cerca, resulta que ninguna de los dos frentes está resuelto. Incluso, apenas se han producido mejores. Los plazos de pago a proveedores apenas se han recortado. Mucho menos de lo que el gobierno local ha pregonado. Respecto a los servicios sociales, el golpe aún es más duro. La asociación andaluza de Derechos Humanos ha denunciado que los retrasos son demasiados, que la incapacidad es casi absoluta. La concejala directamente encargada admite retrasos, deficiencias, se aferra a excusas como que hay mucho trabajo, que hacen lo que pueden, llega a pedir paciencia. Es decir, lo que podría hacer cualquiera sin necesidad de ser edil. Las necesidades de muchos gaditanos son demasiadas y usarlas para hacer banderas políticas o bonitas frases de mítines viene a ser una de las peores formas de frivolizarlas y utilizarlas. Hay que atenderlas, combatirlas.

Una prueba más de que sus promesas eran fantasías para alcanzar el poder y de que abandonan a muchos de los que confiaron en ellos. En este caso, autónomos y, sobre todo, necesitados.

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