Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Kichi 'El Grande'

José María González, Kichi, debía decidir entre dedicarse a lo que él entiende como política con mayúsculas o arremangarse por su gente

Ignacio Moreno Bustamante
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Definitivamente, el alcalde de Cádiz ha elegido. Por fin ha tomado una decisión. Tenía que hacerlo, no le quedaba alternativa, porque ya empezaba a ‘cantar’ demasiado. Sobre todo a medida que se acercan las elecciones generales. José María González, Kichi, debía decidir entre dedicarse a lo que él entiende como política con mayúsculas o arremangarse por su gente, como tantas veces ha repetido. Entre mirar a Madrid o a San Juan de Dios. Y ha optado por lo primero. Por pelear contra el cambio climático antes que contra la suciedad que cada día se hace más patente en la ciudad. Por manifestarse contra la guerra antes que intentar consensuar una solución para las limpiadoras del Puerta del Mar. Por arriar banderas de todos los colores para apoyar a diversos colectivos antes que pelear por planes de empleo concretos para Cádiz.

Por pontificar sobre ahorro energético antes que darse una vuelta por la Corrala de la Bahía y excusarse ante sus moradores por las promesas incumplidas. Por encabezar manifestaciones por el ‘cambio’ antes que sentarse con los touroperadores para que los cruceros sigan viniendo a la ciudad. Kichi no tiene ningún reproche que hacerle a Pablo Iglesias, Colau o Carmena, pero sí a los representantes de las asociaciones de vecinos. Que sepamos ya ha estado en Segovia, Barcelona, Madrid o La Coruña defendiendo sus postulados políticos de izquierda radical anticapitalista, pero no ha ido más allá de Cortadura a buscar inversores para Cádiz.

Hace un mes recriminaba públicamente a Teófila Martínez por abandonar el Pleno para asistir a un acto de partido. Una recriminación acertada y legítima, si no fuera porque él hizo exactamente lo mismo el pasado viernes. Los miembros de Podemos son muy dados a dar lecciones de moral, pero no conocen el dicho tan español de que no se debe escupir para arriba. Y mientras el alcalde ponía rumbo a Madrid, Martín Vila –que ni siquiera es de su partido– se quedaba dirigiendo el Pleno como ‘alcalde accidental’. Ciertamente es él quien está ejerciendo de cabeza visible ahora que Kichi está entregado a La Sexta y a sus políticas de gran calado. Martín Vila fue precisamente quien anunció el jueves que Cádiz no puede gastar 35 euros diarios en mantener encendida la llama del pebetero de la plaza de España. Hacen falta para pagar el gas a varias familias. Peligroso precedente, porque ahora no se sabe muy bien dónde está el límite de lo necesario y lo superfluo. ¿Es necesario poner duchas en la playa, cuidar los jardines del parque Genovés o montar exposiciones en el Castillo de Santa Catalina? Cádiz se está convirtiendo en una ciudad cada vez más cutre. La están convirtiendo. Ellos. Eso sí, mientras nuestro alcalde salva la capa de ozono, acaba con el problema de Siria, con el drama de la violencia de género, baja los tipos de interés bancarios a base de cartas y erradica la pobreza mundial. Pablo Iglesias debería andarse con ojo. Kichi está ‘embalao’.

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