OPINIÓN

Debate podrido

Como gaditanos es una doble vergüenza el discurso del PSOE sobre la prisión permanente revisable

Juan Carlos Campo, diputado del PSOE por la provincia de Cádiz el pasado jueves en el congreso
Ignacio Moreno

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Reconózcalo. Cuando en el año 2015 se aprobó la prisión permanente revisable usted ni se enteró . Se aprobó y ya está . Y todos nos pusimos a otra cosa. Ocurre que desde el año 2015 hasta ahora ha llovido mucho. No literalmente, que también. Menudas semanas llevamos. Pero sobre todo ha llovido políticamente. Ahí, casi a diario. En estos tres últimos años la sociedad española se ha radicalizado, y de qué forma. Se ha dividido en dos. Y todo, absolutamente todo, se pasa por el prisma político

Cualquier situación, cualquier detalle, ha de ser de derechas o de izquierdas. Hasta el más humano, el más puro, como el gesto de Patricia Ramírez, madre del pequeño Gabriel, de regalar al ministro Zoido la bufanda de su hijo . Un gesto nacido del corazón, fruto de una bondad infinita. Un gesto de una madre desgarrada hacia otra persona que vivió un trance similar y que le ha dado todo su apoyo, mucho más de lo que profesionalmente estaba obligado.

Al igual que lo hicieron los guardias civiles, a los que él como ministro representa. Querer utilizar eso políticamente en una conversación de barra de bar es execrable. Hacerlo en las redes sociales es repugnante. Pero ya hacerlo en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados no tiene calificativo posible. Si encima lo hace un diputado por la provincia de Cádiz la vergüenza, para nosotros, es doble.

Nos estamos pudriendo como sociedad. Lo que nació como un movimiento puro, legítimo, plenamente justificado –el 15M– ha tornado en populismo radical por culpa de cuatro fascistas de izquierda que se apoderaron de él. Y lo que es una herramienta maravillosa de comunicación –las redes sociales– se ha convertido en un instrumento en muchos casos perverso, en un arma para atacar al que no comulga con nosotros. Navegar por twitter el domingo pasado era vomitivo.

Rememore usted un asunto de nuestra historia reciente, algún caso en el que todos los españoles hayamos estado unidos, independientemente de ideologías políticas. El asesinato de Miguel Ángel Blanco, por ejemplo. O el atentado de Irene Villa. Todos lloramos juntos, sin fisuras. Imagine que se diera ahora. Hoy. Tal como estamos. Da miedo pensarlo.

En realidad ya empezamos a fisurarnos a raíz de los atentados del 11M. Entonces fue por algún periodista radical con demasiadas ínfulas. Hoy, en Facebook, todos somos Federicos en potencia. La diferencia de pensamiento, la pluralidad, el debate, la confrontación de ideas... son necesarias, deseables. Pero con algunos límites, marcados por el sentido común, por la humanidad, por el respeto a los demás. Sin estar de acuerdo, pero respetando. Y no estamos en eso. Bien al contrario, nos alejamos cada día más. Algunos nos quieren seguir pudriendo por dentro como sociedad. Y como no espabilemos, lo mismo hasta lo consiguen.

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