La Voz de Cádiz - EL APUNTE

Cuestión de imagen

El alcalde responde a las críticas con ataques y le dice a la oposición que denunciar es «hacer un flaco favor» a la ciudad

LA VOZ

José María González Santos, alcalde de Cádiz, reaccionó ayer con críticas, calificativos y sospechas al aluvión de críticas que arrecian en las últimas semanas. Esos reproches están ligados, especialmente, a las áreas de limpieza, mantenimiento urbano y asuntos sociales. Más allá de responder con reproches a la exigencia que resulta inseparable a su cargo, da la impresión de que el regidor gaditano es –como cualquier dirigente polígico– preso de sus promesas, sobre todo, de las que no puede cumplir. El mayor problema es que, en el caso de Kichi, son todas. Prometió nada más llegar a la Alcaldía la municipalización de varios servicios, entre ellos alguno tan voluminoso, complejo y costoso como el de la recogida de basuras. Ya hubo quien advirtió en su momento del esfuerzo económico que supondría esta medida para las arcas municipales. Estamos hablando de un contrato anual de 17 millones de euros, además de un IVA del 10%.

La situación económica del Consistorio gaditano no estaba, no está, para experimento y tuvo que renunciar. Su eslógan de municipalizar se ha quedado en los modestos módulos de servicios de playas. Varios concejales, como Ana Fernández y Álvaro de la Fuente, e incluso el alcalde –respaldado por algún exlíder estatal de Podemos– calificaron de «momento histórico» la recuperación de este pequeño servicio para la gestión municipal cuando apenas afecta a una docena de trabajadores. En esa exageración risible se muestra la desesperación con la que el gobierno local trata de hacer ver que cumple sus promesas.

Mientras se empeña en esas mínimas batallas, las grandes luchas de la ciudad muestran un paisaje parecido a la derrota: la limpieza viaria, el mantenimiento de jardines y plazas o la proliferación de ratas son algunas de las pruebas. El alcalde gaditano, en el fallido contragolpe político de ayer, aseguró que la oposición hace «un flaco favor a la ciudad» al denunciar estas situaciones. Es llamativo. Alguien que hizo bandera de una supuesta situación de hambre infantil en Cádiz, sin reparar en la imagen que daba de la ciudad, cuestiona una denuncia sobre plagas o suciedad con el argumento de que «da mala imagen».

Se trata, debe tratarse, en estos casos y en todos, de saber si es cierto, si la situación que se denuncia existe, si el problema crece, si se han tomado las medidas adecuadas o hay errores. Lo contrario es callar para no dañar y eso parece negligente. Exigirlo es irresponsable.

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