LA VOZ DE CÁDIZ

Un conflicto demasiado complejo

Las personas sin hogar deberían estar siempre fuera del discurso político y siempre dentro del trabajo de las admnistraciones

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La coherencia viene a ser la relación entre los pensamientos y los actos, entre los dichos y los hechos de cada persona o colectivo. Es difícil mantenerla de forma constante pero resulta intolerable que la diferencia sea excesiva. Puede llegar a entenderse como hipocresía o absurdo.

En algunos casos, puede ser falta de voluntad o pericia para cumplir con lo dicho pero, en otros, resulta conveniente no decir lo que no puede cumplirse por ser un imposible. Es el caso de la lucha contra la indigencia, contra el sufrimiento de los llamados sin hogar o sin techo.

Su problemática es un conjunto de circunstancias con un origen diverso complejo. Son las víctimas de un fracaso de la sociedad en el que interviene la crueldad del sistema económico, los conflictos personales, las enfermedades y las adicciones.

Los colectivos que trabajan a diario, en silencio, sin descanso y sin cámaras, por tratar de ayudarles lo saben. Se cuidan mucho de prometer soluciones milagrosas ni alivios rápidos a un colectivo de personas que, en muchos casos, incluso hay que convencer para que se dejen auxiliar. Saben que la complejidad es la norma y cada caso suele ser distinto a casi todos. De ahí que este fenómeno se reproduzca en todo el mundo y en cualquier circunstancia económica o política. Esta certeza no frena la necesidad de trabaja desde las administraciones para buscar medidas y programas que sirven de auxilio a estas personas que ni son invisibles ni tienen vedado el regreso a una vida convencional.

La aprobación de la norma para que se puedan empadronar es un ejemplo positivo dado por este Ayuntamiento que, sin embargo, se ha retrasado de forma inexplicable en la aplicación de otras medidas para combatir el frío que pasa el colectivo sin hogar.

Aciertos y errores, dificultades y avances demuestran que se trata de una situación tan difícil y resistente que conviene hablar poco y hacer mucho. El gobierno municipal de Cádiz debería sacar una conclusión de sus primeros años. Con el fenómeno de los sin techo conviene no jugar, es mejor dejarlo fuera de los discursos y los mítines. Es un conflicto demasiado largo y profundo como para andar manoseándolo sin más justificación que tratar de quedar bien.

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