Fernando Sicre Gilabert - Opinión

Atrápalotodo

Bell advirtió en 1960 el fin de las ideologías debido a que las políticas occidentales y el capitalismo habían triunfado.

Fernando Sicre Gilabert
Cádiz Actualizado: Guardar
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Para situar ideológicamente a los partidos políticos y a sus seguidores se traza una imaginaria línea horizontal cuyo centro sería el número 5 y los extremos, el 0 y el 10. Los extremos de la línea representan la extrema izquierda y la extrema derecha. El centro puro sería el 5. En torno al centro-izquierda y centro-derecha es donde se encuentran el mayor número de votantes, de ahí que tanto los partidos de izquierdas como de derechas moderen sus mensajes para captar una mayor porción del electorado. Esta es la causa por la que los programas de la socialdemocracia europea y de la derecha liberal (liberalismo moderno) se hayan aproximado tanto, que son difíciles de distinguir en muchos aspectos. Ambos planteamientos hacen malabarismo en guardar el equilibrio entre las posiciones típicas del partido (la ideología base de su proyecto) y las ofertas hechas en los programas electorales sin conexión ideológica, pero atractivas para una porción del electorado.

Es la disputa del voto prestado, del que vota cuando la música celestial, a modo de oferta programática le parece atractiva, a pesar de la carga de voluntarismo que suelen representar dichos mensajes.

En torno al centro del espectro político, se forman los gobiernos de coalición, pero puede suceder también que un partido aspire a gobernar en solitario, ocupando el máximo espacio político, con un programa tan extenso que sea atractivo para votantes de centro izquierda y de centro derecha. Tradicionalmente los partidos de masas se habían caracterizado por ser organizaciones cuyos miembros se sentían identificados y unidos a partir de la idea de clase social o incluso de una confesión religiosa. Es decir, los partidos se estructuraban en torno a su propio eje ideológico. Ello comienza a cambiar en las democracias occidentales después de la Segunda Guerra Mundial, a medida que se iba desarrollando el Estado del Bienestar y consolidando la era postindustrial. Surgen entonces los partidos «Atrápalotodo» que buscan el voto ‘per se’, con independencia de las ideologías. El eje ideológico característico de cada partido se difumina, se hace ambiguo de manera intencionada. Cuanto más ambiguo y contradictorio es el discurso político, más crecen las expectativas de voto. Los errores, la corrupción y la profesionalización de una clase política inservible para otros menesteres en otros ámbitos de la vida civil, unido a una crisis de efectos devastadores, han trastocado el tablero político español. UPyD, Ciudadanos y Podemos nacían en ese contexto, de absoluta vaguedad ideológica y con una intencionalidad clara, atrapar todo voto posible. Pero también es relevante advertir que el PSOE se ha caracterizado cada vez más, por su indefinición ideológica y la ambigüedad de sus programas, quizás inmerso en la crisis que padece desde la década de los 70 la socialdemocracia, en paralelo con el devenir del Estado del Bienestar.

El rearme ideológico es necesario. Las ideologías describen los modos de actuar sobre la realidad colectiva en los ámbitos económicos, social, cultural, científico, político, moral, religioso, medio ambiente y cualesquiera otros relacionados con el bien común. Bell advirtió en 1960 el fin de las ideologías debido a que las políticas occidentales y el capitalismo habían triunfado. Le siguió Fukuyama manifestando el inicio de un mundo basado en la política y economía de libre mercado. Esto no significa que ya no sucederán más cosas a través de la historia, sólo que los cambios van a venir de la mano de la ciencia, la cual no ha encontrado todavía sus límites. Pero esto ha encontrado su antídoto con los populismos. La posibilidad cierta de frenar la Globalización, hacen necesario el rearme ideológico. Una cosa es la coherencia y el respeto al interés general y otra distinta nada recomendable el desarme ideológico, con la finalidad de alcanzar el poder. Poder que después es ejercido en la más absoluta de las incoherencias.

Sólo hay que ver el legado de ZP.

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