La Voz de Cádiz

Dos años de contradicción

El PSOE local insiste en desacreditar al Gobierno local. La memoria insiste en recordar que lo puso ahí

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Han pasado dos años. Son 24 meses que marcan el teórico paso del ecuador de los que cuentan los mandatos municipales. Es tiempo propio de balances y de revisión. La mitad del tiempo que los ciudadanos, o las alianzas políticas, han dado a un nuevo equipo de gobierno para que ponga en práctica un proyecto, un programa, un conjunto de ideas e iniciativas. Uno de los resúmenes críticos más interesantes puede ser el de Fran González, el responsable local y portavoz municipal de un PSOE que en aquella reunión de la asociación de vecinos de Puntales, hace justamente dos años, decidió dar el bastón de mando a José María González Santos con sus cinco votos imprescindibles. El primer responsable de la lista gaditana de Podemos, ahora alcalde, se encerró varias horas con el socialista.

González y González dijeron salir con un acuerdo de investidura que permitiría la toma de posesión del primero como regidor. Se supone que habían cerrado un pacto para tener una mínima base de cordialidad que permitiera a unos gobernar con la colaboración –al menos, sin el rechazo– de los otros. Cuando se cumplen dos años de aquella cita, ambas partes dicen estar decepcionadas de la otra. Ambas se declaran engañadas y desengañadas por lo, poco, que ha sucedido en estos 24 meses. Desde el rechazo presupuestario a exigencias a la municipalización de servicios (que hoy avanzará de forma pírrica), duras declaraciones cruzadas y acusaciones mutuas de bloqueo. En eso ha quedado aquel acuerdo de proclamación, nunca de gobierno. Si acaso, de desgobierno. Podría resumirse que a los unos no les gusta nada de los otros.

Fran González renovó ayer sus motivos para distanciarse. Habla de inercia y parálisis, de fuegos artificiales sin un sólo fruto de la gestión. Habla del tiempo que se acaba cuando él fue juez encargado de poner en marcha el cronómetro. Ha pasado el momento para esperar una moción de censura que precisa de una impensable alianza entre PSOE y PP. Aún así, el primero vive en la contradicción de proclamar que no se fía del alcalde, ese al que permitió que lo fuera. Si ese alcalde mereció el apoyo socialista hace ahora dos años resulta incoherente la actitud actual.

Si no lo merecía, si su trabajo ha sido tan nefasto y aparatoso, si todo son excusas y meses perdidos para los gaditanos, los socialistas deben saber que siempre serán responsables de aquella decisión.

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