Ignacio Moreno Bustamante - Opinión

Andalucía lastrada

En Andalucía lleva décadas imponiéndose la cultura de la subvención, de la paguita

Ignacio Moreno Bustamante
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Reconozcámoslo. Ser andaluz es un lastre. Siempre lo ha sido. Con respecto al resto de España y, por supuesto, de Europa. Como en cualquier problema que requiera de nuestra fuerza de voluntad para resolverlo, el primer paso para superarlo es reconocerlo. Podemos ponernos más o menos dignos, defender la autenticidad de esta tierra. El ‘Andaluces levantaos’. Por supuesto, apelar al arte, la gracia y el salero. Pero más allá de eso, de unos cuantos tópicos, lo que queda es la pura y en este caso dura, realidad.

Estamos a la cola de todos los parámetros medibles con datos. Desde la economía a la sanidad, la educación o el empleo. Los incondicionales de Susana Díaz, que por lo visto son legión, negarán con la cabeza.

Aducirán que Andalucía ha evolucionado mucho en los últimos años. Y seguro que en parte tienen razón. No todo ha sido malo desde que hace casi 40 años el PSOE tomó el Palacio de San Telmo.

Hemos mejorado en infraestructuras y comunicaciones, por ejemplo. En turismo. Cierto. Pero el asunto es que lo hemos hecho pese a ellos. Pese a Rodríguez de la Borbolla, a Chaves, a Griñán o a la mismísima Susana Díaz. Una presidenta a la que no le duelen prendas en afirmar que la sanidad andaluza es «la joya de la corona». ¿De qué corona? La sanidad andaluza funciona razonablemente bien cuando el paciente tiene una enfermedad grave. Cuando depende más de la capacidad de médicos y resto de personal que del propio sistema en sí.

El día a día de los centros sanitarios es caótico, con consultas saturadas, listas de espera de meses, escasez de recursos... Y con todo, la sanidad no es, ni mucho menos, lo peor. Un nuevo informe PISA vuelve a recordarnos lo evidente. Que el sistema educativo andaluz es el peor de España, con alarmantes índices de fracaso y abandono escolar y los más bajos niveles en las asignaturas básicas.

Y ahí se encuentra el germen de todos nuestros males. Educación. Educación. Educación. Escolar y de la otra. Van de la mano. En Andalucía superamos todos los récords de fracaso escolar precisamente porque nuestro nivel socioeconómico es paupérrimo.

Al margen de los recursos a disposición de los colegios y los profesores, el nivel de exigencia con nuestros hijos deja mucho que desear. En Andalucía lleva décadas imponiéndose la cultura de la subvención, de la paguita. De gritar a viva voz nuestros derechos, pero olvidándonos de nuestras obligaciones. La mal entendida justicia social –y la pésima forma de gestionarla– nos ha convertido en lo que somos. El culo de Europa y de España.

Y lo malo, lo verdaderamente descorazonador, es que nos buscamos mil y una justificaciones. Cualquier excusa para no dar el primer paso y reconocerlo. Ya vendrá otro a resolver mi problema. A darme trabajo. Una casa. Son mis derechos. Viene en la Constitución. Artículos 35 y 47. Muy bien, pero... ¿y las obligaciones?

Ver los comentarios