Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

El alcalde y el policía

Mientras el alcalde de Cádiz saca a pasear al autor de letras de Carnaval frustrado que lleva dentro, la ciudad languidece

Ignacio Moreno Bustamante
CÁDIZ Actualizado: Guardar
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El excelentísimo alcalde de la trimilenaria ciudad de Cádiz puede decir misa. Puede hacer declaraciones grandilocuentes y escribir epístolas rimbombantes. Hablarnos de ‘El Señor de los Anillos’ y relatarnos emocionado cómo ha luchado históricamente –con su megáfono, su litrona y su banderita– por los derechos de los trabajadores. Puede erigirse en el Robin Hood de Cádiz. De hecho lo hace. Pero la verdad sólo tiene un camino. Y en el caso de la sanción impuesta por la Policía por ejercer de defensor de los cadistas está muy clara.

El informe oficial no deja lugar a la duda. Actuó con «tono amenazante y de total desprecio» hacia los agentes de Policía, desobedeciendo sus órdenes. Un informe que redactan los propios agentes, no el subdelegado del Gobierno, ni Teófila Martínez, ni Francisco Franco resucitado.

Lo escriben dos policías que igual hasta le han votado a él. O al PP. O al PSOE. O se han abstenido. O no votan en Cádiz. Da igual. No es una cuestión política. Es una cuestión de orden público. No vale afirmar que respeta profundamente la labor policial y acto seguido dejar por los suelos su trabajo diciendo que su sanción por incumplir la Ley del Deporte es una pataleta política. Allá quien le compre esa moto pero es peligrosa. Tanto como afirmar que entre la denuncia de un Policía y un vecino que se busca la vida vendiendo pescado de forma ilegal, se queda con el vecino. O justificar a terroristas como Arnaldo Otegui. Las leyes están para cumplirlas. Y él la ha infringido. No hay más.

El problema es que mientras nos entretenemos en estas pamplinas, mientras el alcalde saca a pasear al autor de letras de Carnaval frustrado que lleva dentro, la ciudad languidece. En más de un año que lleva ya en el poder no ha sido capaz siquiera de proponer un proyecto de futuro. El abandono de calles y plazas en cuanto a limpieza y mantenimiento es evidente. Dejamos pasar oportunidades como la del eje turístico puesto en marcha por varias capitales andaluzas y el empleo no mejora.

Ahora que desde otras administraciones se ha puesto en marcha la conmemoración del Tricentenario de la llegada a Cádiz de la Casa de Contratación de Indias no viene mal recordar que hubo un tiempo en que Cádiz era la envidia de Europa. La ciudad era próspera, el comercio exterior trajo riqueza y cultura. Esos tiempos no volverán. No a esos niveles. Pero habría que tratar de aspirar a algo más que a lo que tenemos ahora. El nivel intelectual y político de nuestros actuales dirigentes es simplemente lamentable. Cutre. Y eso, de forma lenta pero inexorable, se está trasladando al resto de la ciudad.

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