Antonio Ares Camerino - OPINIÓN

La Academia

La Academia era un parque público al Noroeste de Atenas a orillas del Cefiso

ANTONIO ARES CAMERINO

La Academia era un parque público al Noroeste de Atenas a orillas del Cefiso. Olivos, parras, romero y otras yerbas aromáticas le conferían un aroma peculiar. Dedicado al héroe Academo, contaba con altares a las musas y otras deidades menores, un pequeño santuario y un gimnasio donde poder cultivar el cuerpo.

Allí Platón, Aristóteles y Sócrates, enseñaban filosofía y matemáticas con un método peculiar, impartían lecciones y realizaban coloquios, fuera de su dedicación oficial al culto, con ágapes y otros actos religiosos. De ahí el nombre de académicos para los seguidores de la escuela platónica, que luego se extendería a diversas corrientes del pensamiento, de las ciencias y de las artes, o Académicos.

La más antigua la de Plantón la segunda la de Arcesilao y la tercera la de Carnéades.

A lo largo de la historia el nombre de Academia se extenderá a instituciones culturales o de enseñanza superior especializada en época moderna, incluso como sinónimo de Universidad, o aplicado a actos menores de enseñanza privada.

De todas las ramas de la ciencia, la Medicina es la única que del árbol original sufrió una escisión que la llevó a ser algo más que un mero cálculo previsto por irrefutables leyes matemáticas, física o químicas. Para su ejercicio hay que aunar disciplinas que se surten de otras fuentes. La Medicina es Ciencia, en cuanto que bebe de manera desaforada de los avances científicos que han logrado que el sanar esté a la orden del día. La Medicina es Arte, en cuanto requiere de un saber y un estar, para que cuando nos pongamos delante de la persona que sufre sepamos que de nada nos servirán los conocimientos sin la destreza en el manejo de las emociones y del sufrimiento ajeno. La Medicina es Humanidad, en cuanto a que nuestra razón de ser es un igual al que a veces sanamos, con frecuencia aliviamos y siempre consolamos.

Decía Marañón que las dos herramientas fundamentales de un buen médico son la silla y la palabra. La primera para no tener prisa y la segunda para comunicar y mitigar los temores de la persona paciente.

Si existe algún saber que va inexorablemente ligado a la ciudad de Cádiz ese es la Medicina. El embrión de lo que hoy es la valorada y prestigiosa Universidad de Cádiz empezó siendo la Facultad de Medicina. Está lleva con orgullo el ser reconocida como la más antigua. Aquí se concilió el conocimiento de los Protomédicos con el saber y las destrezas de los Cirujanos. La ciudad de Cádiz debe estar orgullosa de la pléyade de sabios de la medicina que a lo largo de la historia ha sabido formar. Si bien parece estar claro el momento de la creación de la Primera Facultad de Medicina, tal como se entiende esta ciencia hoy día (Virgili, Lacomba), no está tan claro el momento en el que se inicia la andadura de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz, el periodo es amplio y abarca vicisitudes históricas entre 1785 y 1831.

El Excelentísimo Colegio de Médicos de Cádiz ha querido reconocer esta labor científica y humanística a la Real Academia de Medicina y Cirugía concediéndole el Premio Medicina Gaditana.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación