El Apunte

26 años de abandono

Puerto América es un monumento a la desidia interesada de la Junta en Cádiz

La Voz de Cádiz

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Los dirigentes socialistas de la época, borrachos de la contagiosa gloria barcelonesa y sevillana –por los juegos y la Expo–, aseguraban sin bochorno que las migajas recibidas en Cádiz «serían como unas olimpiadas multiplicadas por diez». Se referían a los Campeonatos del Mundo de Vela que acogió la Bahía en el mítico año 1992. Era una prueba deportiva de alcance mundial, que presentaría a Cádiz como el mejor campo de regatas de Europa, que aliaba institucionalmente a la Junta, los ayuntamientos de Chipiona, Sanlúcar, Rota, El Puerto, Puerto Real, San Fernando, Chiclana y Cádiz . Más allá de la efímera gloria deportiva, la cita dejaría una herencia de infraestructuras fantásticas que se transformarían en herramientas para crear riqueza, empleo, para ofrecer servicios turísticos y consolidar recintos en los que cientos de niños entrenaran para crecer sanos y felices. Entre la herencia que Cádiz recibía de la cita, el único recinto que parecía permanente y aprovechable era Puerto América.

Un edificio en la explanada de la Punta de San Felipe más lejana a la ciudad, en suelo ganado al mar, contigua al puerto deportivo del Club Náutico y llamado a convertirse en un gigantesco centro de vela. Sin embargo, nada más acabar la última regata (sin estar terminado siquiera) el inmueble y su zona colindante cerró. Para siempre. Así pasaron los 26 años de abandono sobre la parcela de 9.400 metros cuadrados, que contaba con un edificio de cuatro alturas con una extensión construida de 7.000. La Ciudad del Mar (nombre pomposo que pronto cayó en desuso frente al coloquial Puerto América) se convirtió en el monumento a esa oportunidad perdida. La mitad de esas habitaciones, acondicionadas con la tecnología de entonces (enchufes, línea telefónica e internet fijo) quedaron siquiera sin usarse una sola vez. Terrazas, restaurante y comedor acristalados, sobre una atalaya que permitía observar toda la Bahía. Todo tirado. Todo, con 15 días de uso, los del campeonato aquel, durante los últimos 26 años. El sectarismo político de la Junta vetó durante todo ese tiempo, al menos, dos proyectos impulsados por el Ayuntamiento. Al ser suelo portuario, debía dar permiso para cualquier hotel o centro de alto rendimiento. Ahogó cada propuesta antes de que naciera.

Ahora, cuando caducó la concesión (en 2017) y es la Autoridad Portuaria (de la Junta) la que tiene el control directo, filtra con pompa un proyecto hotelero. Pero los gaditanos harían bien en recordar 26 años de indignante abandono y, sobre todo, que la única justificación era fastidiar a un rival político. Aunque la ciudad, sus necesidades y sus ilusiones naufragaran.

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