Carta al Director

La venta en corto de acciones de instituciones financieras ¿es positiva?

Estas operaciones siempre se han considerado una operación de alto riesgo, ya que se vende a un precio lo que no se tiene. Y España no debe asumir más riesgos innecesarios en estos momentos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hemos visto como la venta en corto de acciones del Banco Popular afectó de una manera u otra directamente su caída de valor bursátil, influenciando también su pronta desaparición del Mercado de Valores. Hay diferencias y consecuencias importantes entre vender en corto acciones de instituciones financieras y acciones de compañías de otros sectores económicos.

Vender en corto siempre se ha considerado una operación de alto riesgo, ya que se vende a un precio lo que no se tiene, con la intención de realizar una ganancia al final reponiendo lo vendido a un menor valor. Algunos se preguntarán cómo se vende lo que no se tiene. Se logra mediante contratos de distintos tipos, entre ellos los futuros, swaps de acciones y otras alternativas, inclusive alquilando acciones a un tercero.

Todos estos mecanismos son legales, justificables financieramente y están presentes en muchos mercados financieros sofisticados.

Siempre hay un gran riesgo para quien vende en corto y también para el que facilita las acciones, pero la venta en corto de acciones de instituciones financieras debería estar estrictamente regulada, quizás prohibida, ya que puede afectar la operatividad de la institución transada al drenarse su liquidez, habiéndose interpretado que si la acción esta bajando rápidamente es por que la institución tiene riesgo de colapsar.

Cuando se venden en corto acciones de instituciones financieras se puede crear una espiral de nervios y de movimientos de protección y/o especulación, acelerándose el proceso aun más cuando esas ventas se pudiesen relacionar a ciertas deficiencias de la estructura financiera de la entidad cuyas acciones se están transando. El capital, léase «dinero», es cauteloso y miedoso por naturaleza, pero a esta realidad se suman otros factores desestabilizadores como son la velocidad con la cual se mueve la información hoy en día, la facilidad tecnológica para realizar transacciones financieras y el incremento artificial de demanda u oferta de acciones que se puede generar con ciertos productos financieros.

Si las acciones de una empresa no financiera se venden en corto, el riesgo a plazo inmediato se limita principalmente a los accionistas de la empresa. Cuando se trata de una empresa financiera, el potencial riesgo se puede trasladar rápidamente y contaminar a la institución, pudiéndola llevar muy rápidamente a su destrucción innecesaria. Adicionalmente en el caso financiero, el daño puede pasar a convertirse en una cadena de eventos que afectan al sector financiero, convirtiendo un riesgo puntual en un riesgo del sector, del mercado, o sistémico. España no necesita más riesgos innecesarios en estos momentos.

FRANCISCO V. MADURO

Ver los comentarios