Jaime González

El triunfo de la España sensata

Podemos, el cielo puede esperar

Jaime González
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El «sorpasso» fue un descomunal tortazo, claro y rotundo, en el rostro de Pablo Iglesias. España ha parado en seco al populismo y ofrecido al mundo un notable ejemplo de sensatez, lo que demuestra que somos mucho más grandes que ese país fundido en negro que algunos pretenden vendernos en 140 caracteres.

La España que no se deja llevar por incendios mediáticos y no malgasta su tiempo en dibujar paisajes virtuales en las redes sociales le ha pintado la cara -y de qué manera- a los aprendices de brujo, que a estas horas ya saben que hay una nación callada que no está dispuesta a que le roben el cielo por asalto.

No hubo «sorpasso» ni el miedo va a cambiar de bando, porque la España silenciosa, esa que no hace ruido y se enfrenta a la adversidad apretando los dientes -pero sin lanzar bocados a nadie- ha apostado mayoritariamente por la prudencia y el sentido común.

Tal vez nos hemos dejado llevar por las apariencias, sin reparar que hay una España mucho más amplia y vital que esa España de sombras que los pintores de cámara del fatalismo nos vendieron como si fuera un retrato original. No, la España que sufre y padece está ahí, es cierta, pero tiene muy claro quién representa una amenaza, quién supone el auténtico peligro para la convivencia, quién no resulta de fiar.

El tortazo es descomunal, porque la realidad virtual del populismo, ese país al rojo vivo que se incendia todos los días a media mañana en las pantallas de televisión, no es más que una reducción interesada de lo que somos como pueblo, un sedicente cliché que la España verdadera ha hecho saltar por los aires.

Han triunfado la moderación, el equilibrio, la mesura, la concordia, todo esos valores que son la antítesis de lo que representa Podemos. Hemos ganado todos menos los que no querían ganar, sino someternos.

Y yo me voy a dormir sabiendo que el futuro, como el cielo, es nuestro. El suyo, el de Podemos, puede esperar.

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