El editorial de ABC

Regeneración y compromiso

El Partido Popular tiene todo a favor para asumir las riendas de la vida política nacional. Es hoy el partido que da estabilidad y que no causa polémicas

MADRID Actualizado: Guardar
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EL Partido Popular celebrará su Congreso Nacional en febrero de 2017 y elegirá presidente por medio del sistema de compromisarios. No hay duda alguna de que Mariano Rajoy presentará su candidatura y será reelegido. La elección por primarias se discutirá en la Comisión encargada de los Estatutos del partido y si son aprobadas, se aplicarán a los congresos regionales y provinciales que se celebren posteriormente. El PP se mantiene así fiel a su sistema tradicional de compromisarios, con el que es evidente que ha tenido bastantes menos problemas que otros partidos, como el PSOE, acostumbrado a derribar los candidatos elegidos por las bases.

El debate prioritario en el PP no es este –sí es importante otro, el de la Secretaría General, ahora en manos de la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal–, sino el de la regeneración de su dirección.

El propio Rajoy, en su discurso ante la Junta Directiva Nacional reunida ayer en la sede de la calle Génova, vinculó esa regeneración con la superación de las prácticas de corrupción, mensaje de hondo calado político con el que el presidente del PP pone alto el listón de las expectativas. Como es habitual en él, Rajoy pronosticó «decisiones razonables» sobre la regeneración del partido. Nadie espera de él una revolución, porque ni cree en ella, ni le hace falta, pero conviene que el PP no se conforme con avances mediocres. Pueden ser todo lo razonables que quiera Rajoy, pero sería bueno que el PP aplicara a sus decisiones de regeneración audacia política y empatía social. No le han ido mal al PP las nuevas caras en las vicesecretarías –Martínez-Maillo, Levy, Casado y Maroto– y la ocasión es propicia para profundizar en la renovación del partido. Con un PSOE instalado a medio plazo en una crisis de identidad y de ideas, con Podemos expuesto públicamente a una separación de proyectos políticos cada día menos conciliables y con Ciudadanos acomodándose en el papel estabilizador con el que ha encontrado hueco político, el Partido Popular tiene todo a favor para asumir las riendas de la vida política nacional. Es hoy el partido que da estabilidad y que no causa polémicas.

Además, la posibilidad de que la legislatura sea corta obliga a la dirección del PP a tener un ojo puesto en la recuperación de apoyos. Para eso hace falta mucho dinamismo y poco conformismo, porque siguen siendo millones los votos que se le han ido al PP desde las elecciones de 2011. La renovación es necesaria por muchas razones, entre ellas, la de prepararse para unas nuevas elecciones generales, aunque Rajoy esté dispuesto a cuanto sea preciso para evitarlas.

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