Las primarias socialistas: Por fin, la hora de la verdad

Y es que esta campaña ha sido rala, de bajo vuelo y muy escasa densidad cultural. Europa se juega su futuro y de nada de esto se ha hablado

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Como si pretendieran ilustrar lo encarnizado de la lucha, Susana Díaz y Pedro Sánchez han cerrado sus respectivas campañas en Sevilla, a orillas del Guadalquivir. Apenas mil metros separaban ambas congregaciones, de modo que no sería extraño que a cada una hayan llegado los ecos de cuanto se gritaba en la otra. Y claro está, cualquier cosa menos bonito.

Lo mejor de todo esto es que llega a su fin, como diría Rajoy. Por fin tendremos una idea de qué queremos decir cuando decimos PSOE, y el nuevo secretario general tendrá que afrontar esa cuestión que tanto eluden: la cuestión de la verdad, de la realidad, las grandes ausentes entre tanto vocerío. Y es que esta campaña ha sido rala, de bajo vuelo y muy escasa densidad cultural.

Europa se juega su futuro, el yihadismo golpea cruelmente, no hay solución para el drama de los refugiados, el mercado laboral está en proceso de transformación fulgurante…

Podríamos seguir. De nada de eso se ha hablado, de cómo afrontar, desde una matriz socialdemócrata, desafíos tan concretos y complejos que no consienten frases simplonas y tópicos para enardecer a los más fieles.

Y sin embargo lo que está sucediendo en Europa es como un papel de tornasol para el PSOE de pasado mañana. Se trata de saber si los socialistas españoles prosiguen su tradición constitucionalista en el marco de la coordinación europea, y aceptan, por tanto, la disciplina presupuestaria y el protagonismo de la sociedad civil. O si por el contrario, lo de romper la baraja del 78 y echarse al monte con el populismo de extrema izquierda y los independentistas va en serio. Esa sería la peor noticia para España, pero también para un partido centenario que puede partirse por el eje. Y no por la inquina entre sus líderes, sino porque es imposible ser una cosa y la contraria. Macron y Hamon no podían seguir en el mismo partido. Pues eso.

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