Ramón Pérez-Maura

Para esto valen las primarias

Por primera vez las presidenciales francesas se juegan a tres vueltas

Ramón Pérez-Maura
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Aguardemos sentados a recibir la explicación de los defensores de la democracia construida a partir de las primarias. Su éxito en Francia ha sido inenarrable. Los dos partidos que se sirvieron de ellas para elegir su candidato han quedado eliminados en la primera vuelta. En el caso del Partido Socialista (PSF) –en el poder– sirvieron para eliminar al candidato capaz de captar voto en otros sectores, Manuel Valls, y encumbraron a un radical, Benoît Hamon, que ha hundido al PSF al peor resultado de su historia. En Los Republicanos, la legitimidad dada a François Fillon por haber sido el candidato elegido como resultado de unas primarias y no haber sido designado por los órganos competentes, imposibilitaba a éstos para retirar su candidatura.

La legitimidad de las primarias ha permitido a Fillon llevar su partido al desastre.

A partir de este punto, seamos conscientes de que el espectacular resultado de Jean-Luc Mélenchon, rozando el resultado de Fillon, tiene un significado claro. A lo largo de las últimas semanas hemos visto retroceder el voto de Le Pen en la misma medida en que se incrementaba el voto de Mélenchon. Es lógico. El histórico voto del Partido Comunista Francés hace tiempo que se disolvió en el Frente Nacional. Era un voto antisistema que sólo identificaba uno de los suyos en Le Pen. En cuanto Mélenchon se ha hecho ver cómo un candidato radical con posibilidades, una parte relevante de ese voto de origen comunista ha vuelto a su terreno natural. La cuestión ahora es ver si en segunda vuelta ese voto vuelve al Frente Nacional. Tienen algo en común muy importante: el radical antieuropeísmo de ambas candidaturas. Y para no dejar dudas de dónde espera pescar, Marine Le Pen denunciaba en su discurso de anoche la "mundialización salvaje". Algo en lo que sólo le acompaña Mélenchon.

Tercera consecuencia del resultado de ayer, éstas son las primeras elecciones presidenciales francesas que se juegan no a dos sino a tres vueltas: las legislativas del próximo junio. Macron es el candidato de un movimiento, no de un partido. En los comicios de junio debe elegir entre presentar candidatos de su movimiento, que en muchos casos llevarán tiempo en la periferia política o estarán rebotados de otros partidos, o directamente no presentar una candidatura formada en poco más de un mes con el riesgo de ser laminada en las urnas. En ese caso, la fuerza de Los Republicanos, todavía el partido tradicional más relevante, puede ser imprescindible para que Macron pueda tener una Presidencia de provecho. La reacción anoche de todo el partido, empezando por el candidato Fillon, pero siguiendo por el alcalde de Burdeos, Alain Juppé, a quien Fillon derrotó en las primarias, o todos los cuadros que salieron a hacer declaraciones, era una muestra evidente de que no aspiran a una cohabitación como la que tuvo Mitterrand con Chirac. Ahora quieren un matrimonio de conveniencia.

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