Mucho masoca

Hay gente extraña, que se empecina en venir a un país infernal

Turistas asiáticos visitan la Sagrada Familia de Barcelona EFE
Luis Ventoso

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A pesar de nuestros ingentes esfuerzos didácticos, parece que algunos guiris no acaban de enterarse de que España es uno de los países más chungos del planeta . Los extranjeros siguen en la inopia, no escuchan a los que realmente saben y continúan llegando a mares: 66 millones de turistas en los diez primeros meses del año , un récord asombroso, un 10% más que en el ya excelente 2016.

Pero si antes de visitar este horror hubiesen atendido al expresidente Puigdemont, un referente geopolítico, esos viajeros sabrían que España no es una democracia, que el tal Mariano viene a ser como Mugabe, que la policía y la guardia civil mazan a porrazos por las calles a los ancianitos que desean expresarse y que la libertad de expresión está en ratios de Corea del Norte . Si esos 66 millones de panolis que viajan aquí para pasarlo bien escuchasen al respetado profesor Iglesias Turrión se enterarían de que en España existen presos políticos, como en Irán; de que vivimos bajo un régimen franquista, donde la sanidad y la escuela pública han sido desmanteladas y existe una «Trama» de oligarcas que controlan hasta el último pis de los españoles. Si los turistas tuviesen la ocasión de ver nuestra instructiva tele al rojo vivo accederían al siguiente resumen de situación: España es un asco . Y si atendiesen a las lecciones de Sánchez, un estadista de una pieza, se enterarían de que tenemos una Constitución que ya no sirve ni para envolver un bocata de mortadela, porque resulta que no la han votado los jóvenes (que dentro de diez años ya habrán dejado de serlo).

Y sin embargo, ay, esos despistadísimos masocas siguen viajando a España en masa, ¡y hasta les gusta! En los diez primeros meses de este año han llegado 15,3 millones de británicos, un 7,8% más que en 2016, y eso a pesar de que la tontuna de su Brexit nacionalista les ha encarecido las vacaciones. También han venido 9,6 millones de alemanes, 9,3 millones de franceses... Los especialistas explican que acuden atraídos por un país amistoso, que conserva la alegría de vivir de antaño, pero que ofrece la seguridad del primer mundo, una riqueza monumental casi única, una cocina suculenta, una sanidad de élite, un paisaje variado y rico, un clima de mangas de camisa hasta bien entrado octubre y una costa de fábula. Pero ni caso. En realidad, todos esos guiris ingleses, gabachos y teutones, que viven en democracias perfectamente estables, a lo que vienen es a hacer un safari por la exótica dictadura de Mariano . Desean observar de primera mano el milagro de un régimen totalitario que es socio de la UE, que ni siquiera encarcela a golpistas confesos, donde el Gobierno represor ha ayudado a crear el canal que ahora lo cruje de sol a sol y donde hasta los partidos antisistema son perfectamente legales.

En fin, que a esos 66 millones de turistas España les parece un país macanudo, y a mí también. Pero seguro que Puigdemont, Junqueras, Ada, Doña Manuela, Pablo, Irene, Otegui, el mayor Trapero y Echenique son una fuente bastante más fiable.

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