Editorial ABC

Manual de los Pujol para delinquir

Ha llegado la hora de rendir cuentas de todo lo estafado a los catalanes y a los demás españoles bajo la falsa cobertura de un presidente de la Generalitat sacrificado por la causa separatista

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El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata ordenó ayer varios registros en Barcelona y Gerona para tratar de hallar nuevas pruebas contra el «clan Pujol». De momento, los indicios encontrados de que Jordi Pujol Ferrusola, primogénito del expresidente de la Generalitat, se ha dedicado durante tres años a mofarse de la Audiencia moviendo hasta 30 millones en el extranjero para ocultárselos a la Justicia han dado con él en prisión. Es indudable que las versiones aportadas por todos y cada uno de los miembros del clan Pujol a los distintos jueces que les investigan por un enriquecimiento ilícito no son en absoluto creíbles, y las pruebas de que dispone la UDEF así lo atestiguan. Los registros tuvieron lugar en la propia vivienda de Jordi Pujol y Marta Ferrusola, en el antiguo despacho del expresidente catalán, en una propiedad y en otro despacho de Jordi Jr., y en la vivienda familiar de Queralts, Gerona.

Jordi Pujol ha tenido tiempo de sobra mientras estuvo en libertad para destruir pruebas y obstaculizar la acción de la Justicia, y puede extenderse la sensación de que estos registros llegan tarde. Sin embargo, los indicios con los que va contando De la Mata son abrumadores porque el rastro del dinero y las operaciones mercantiles no se eliminan en días ni semanas. Sea considerado jurídicamente exacto o no, son incuestionables los datos que apuntan a que Jordi Pujol y su hijo mayor lideraron una organización familiar y empresarial destinada a dar opacidad a decenas de millones de euros obtenidos ilegalmente, y por tanto, formaban parte de una organización criminal creada para delinquir.

Es lógico que Jordi Pujol padre admitiese ayer que siente «mucho todo lo que está pasando». Lo malo y grave es que sí pasó. Y lo bueno es que ha llegado la hora de rendir cuentas porque es mucho todo lo estafado a los catalanes y a los demás españoles bajo la falsa cobertura de que Pujol padre era un sacrificado líder de la causa separatista que siempre estuvo al servicio de sus conciudadanos. Nada más lejos de la realidad: les metió la mano en el bolsillo y chantajeó a decenas de empresarios para lucrarse sin complejo alguno. No se trata de vetar para los Pujol su derecho a la presunción de inocencia. Pero ha sido tanto el descaro con que han seguido actuando incluso durante la propia instrucción judicial que la ley avala la privación de libertad como único instrumento para impedir la reiteración delictiva. Llegados a este punto, a los Pujol solo les resta admitir el fraude masivo en que incurrieron, pedir perdón, devolver lo estafado, y si al patriarca del clan le queda alguna mínima influencia política, convencer a la extinta Convergència de que la falacia independentista solo tiene un camino, el de responder ante los Tribunales.

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