Lógica criminal

La carta de Abuín a sus padres es un involuntario alegato por la prisión permanente

Carta de «El Chicle» a su familia ABC
Luis Ventoso

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Sadam Husein fue un genocida. No merecía clemencia alguna. Y sin embargo... Lo atraparon agazapado en una madriguera y fue ahorcado en el penúltimo día de 2006. En plenas vacaciones de aquella Navidad, y llevado por el morbo, cometí el error de ver en una web el vídeo de la noticia de la ejecución. Solo se mostraba la parte previa, la preparación del reo ante la horca, y el dictador demostraba una notable entereza. Como todo el mundo, yo sabía de los asesinatos en masa de Sadam, de las crueldades caprichosas de sus hijos, de cómo medró aniquilando a todos sus adversarios. Pero aún así, aquellas imágenes de un hombre de 69 años en el patíbulo me dejaron muy mal cuerpo. Sentí una náusea instintiva al ver a unos seres humanos tomando en frío la vida de otro, aunque mediase sentencia. Con este preámbulo aclaro que estoy contra la pena de muerte, hasta para un criminal tan brutal como Sadam. Pero la virtud habita en el término medio. Del mismo modo en que rechazo la sentencia capital estimo que hay delitos imperdonables, acreedores de toda una vida en prisión. Así ocurre en muchas grandes democracias europeas. El año pasado murió en la cárcel con 79 años Ian Brady, uno de los asesinos de los niños de los páramos de Mánchester. Fingió locura, inició huelgas de hambre, imploró clemencia… pero la justicia británica lo mantuvo en prisión 52 años. Jamás volvió a pisar la calle. ¿Cruel? Los familiares de los niños que violó y asesinó y la sociedad británica habrían considerado una crueldad justamente lo contrario: que no cumpliese una cadena perpetua tras tan aberrantes ofensas.

Las leyes penales españolas permitían que asesinos salvajes saliesen a la calle demasiado pronto. Así el Gobierno acometió una acertada reforma para incorporar la «prisión permanente revisable», en la línea de Francia o el Reino Unido. El PNV, por sus complejos ante el lobby etarra, inició una campaña en contra. Pronto se sumaron el PSOE, esa máquina de perder votos, y el partido veleta Ciudadanos, que exigieron la «derogación inmediata». ABC publica hoy la carta que ha enviado desde prisión a sus padres el asesino de Diana Quer . Paradójicamente, el manuscrito de Abuín supone un involuntario alegato a favor de la prisión permanente: «Me dijo la abogada que iba a pedir homicidio. Son de diez a quince años, pero a los siete ya estaría fuera y con dos o tres, de permiso». No delira. Ha habido casos así.

Los padres de Diana Quer y Mari Luz Cortés visitaron ayer a Rivera para pedirle apoyo para su causa. El jefe de Ciudadanos volvió a acreditar que es discípulo de la ética jocosa de Groucho Marx: «Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros». Rivera sabe que ha metido la zueca apoyando la derogación. Según el padre de Diana Quer, así se lo reconoció en privado. Pero en público salió por la tangente y se escudó en que falta una decisión del TC para no fijar posición. El PSOE de Sánchez, esa máquina de enojar a sus votantes, sigue empecinado en la derogación. Tres millones de personas han firmado a favor de la causa de Quer y Cortés. Sánchez es secretario general por 8.302 votos en unas primarias. Huelgan comentarios.

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