La izquierda no arranca

De reproducirse los resultados que pronostica el CIS si hoy hubiese elecciones generales, habría que afrontar un complejísimo proceso de negociaciones

Manuel Marín

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El CIS con intención de voto dado a conocer hoy ofrece un escenario de punto muerto con el bipartidismo tradicional a la baja, Ciudadanos en inercia alcista tras las elecciones de Cataluña, y Podemos retardando su declive. Ningún partido supera el 27 por ciento de intención de voto y prácticamente todos alcanzan el 20. La política en España cambió definitivamente hace ya cuatro años y los movimientos de desgaste o crecimiento avanzan de nuevo un pronóstico complejo a la hora de poder gobernar. Eso sí, con una gran diferencia respecto a lo que ocurría hace cuatro años: donde había un paradigma ciudadano que se guiaba por la dicotomía entre partidos “viejos”, deteriorados y con mensajes caducos, frente a partidos emergentes, jóvenes e ilusionantes con su novedosa concepción de la política, ahora vuelve a percibirse una separación del voto por bloques ideológicos. Atrás quedaron la transversalidad y la sobreactuada admiración por el “centro político”. Hoy, PP y Ciudadanos son derechas, y PSOE y Podemos, izquierdas. Los matices quedan para un reparto de escaños que el CIS nunca ofrece.

De reproducirse los resultados que pronostica el CIS si hoy hubiese elecciones generales, habría que afrontar un complejísimo proceso de negociaciones entre partidos políticos para poder conformar una investidura. Todo se basaría en la geometría de unos escaños aún no atribuidos, pero que en cualquier caso apuntarían a un reforzamiento del voto de derecha frente al declive progresivo de la izquierda. Primero, porque Podemos ha perdido eficacia en la demagogia de sus mensajes y en la credibilidad de su liderazgo; y segundo, porque el PSOE de Pedro Sánchez no termina de arrancar una vez superada la cruenta guerra interna mantenida por este y la gestora en primer término, y por este y Susana Díaz al final. En ningún caso PSOE y Podemos sumarían lo que ahora suman, y PP y Ciudadanos sumarían más de los diputados vigentes, aunque el PP perdiese un buen puñado de escaños.

A ello se suman dos grandes dudas con los pronósticos del CIS en la mano. La primera de ellas es si sería suficiente para gobernar una hipotética alianza de PSOE y Ciudadanos para desbancar al PP, reproduciendo de algún modo lo ocurrido en enero de 2016… Para ello parece, de nuevo, que sería precisa la abstención de Podemos. La segunda de ellas sería, sin duda, cómo podría encajar un Gobierno PP-Ciudadanos con ministros de los dos partidos políticos y una presidencia popular. El CIS ofrece una nueva vuelta de tuerca respecto al eterno bloqueo que costó a España nueve meses de incertidumbre y desgobierno, con un Parlamento cuasi-cerrado a cal y canto.

Habría mayoría conservadora… es cierto. Pero PP y Ciudadanos deberían revertir ese mutuo odio cerval que según se acercan los comicios se van dispensando el uno al otro. Albert Rivera ya no se ha convertido solo en el principal enemigo del PP, porque también lo es del PSOE, a quien robará votantes por igual. Peor será la digestión para Pablo Iglesias. Del falso “sorpasso” que acarició viéndose por encima del PSOE y presidente del Gobierno, a ser cuarta fuerza política sin aparente peso alguno en el condicionamiento de Gobiernos. Algo se va agotando en el modelo de Podemos frente al empuje de Ciudadanos… Pero aún faltan dos años para las elecciones. Y por primera vez Mariano Rajoy ha abierto una puerta, más allá de su deseo personal, a no ser el candidato del PP. Es un factor que lo condicionará absolutamente todo llegado el momento.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación