Edurne Uriarte

Ni fascistas ni de Cs ni del PP

No hay movilización social ni apenas política contra #los golpistas. El Gobierno está más solo que acompañado

Edurne Uriarte

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Colin Kaepernick es un exjugador del San Francisco 49ers de fútbol americano al que ningún equipo de Estados Unidos quiere contratar por su «antipatriotismo», después de que en un partido del año pasado se negara a cantar el himno nacional , en protesta, dijo, por «el trato y violencia que le ha dado el país a las minorías raciales». Algo que te podría pasar en nuestro país pero justamente por lo contrario, por tararear con entusiasmo el himno nacional y ser demasiado patriota. Por ejemplo, defendiendo con pasión la unidad de la nación frente al golpe de Estado independentista .

De ahí que mientras Colin sigue sin equipo por antipatriota, aquí ha habido una movilización impresionante no para que apartaran a Piqué del equipo nacional de fútbol sino para todo lo contrario, para que no le molestaran con pitos en el Bernabéu, que es una manera también de no molestar a los nacionalistas catalanes. Lo que da una idea de lo que le pasaría a Colin si fuera español y despreciara nuestros símbolos , que tendría una cola de equipos para contratarle y una campaña en prensa exigiendo a los espectadores respeto hacia él.

Aquí tienen miedo quienes se posicionan contra el referéndum, no vaya a ser que se queden sin equipo, sobre todo en Cataluña, pero también en el resto de España. En ese ambiente, cuando a la directora de cine Isabel Coixet se le ocurrió este verano escribir un artículo en contra del referéndum independentista , tuvo especial cuidado en aclarar que « no ser independentista no significa ser fascista ni de Cs ni del PP ». Hubo un gran alborozo por aquel artículo, porque una famosa directora de cine se posicionara en contra del referéndum y pasó desapercibida la negación que era también una tremenda equiparación, Ciudadanos y PP en el mismo saco que los fascistas. En esa mezcla tan habitual con la extrema derecha que se hace del catalán que se siente español, defiende la unidad de la nación, se pone una camiseta de la selección nacional y tararea el himno. Que es la misma mezcla que se hace en el País Vasco, y, bajo la influencia del nacionalismo y de la extrema izquierda, también en una parte del resto de España.

Esa cultura política explica lo que está pasando con el golpe de Estado independentista a punto de consumarse en las próximas horas. Que no hay movilización social ni apenas política contra los golpistas. Y que el Gobierno está más solo que acompañado en las medidas que tenga que tomar, con la incertidumbre de que tal soledad pueda debilitar la necesaria fortaleza y firmeza de los jueces y fiscales que han de actuar. Ayer mismo, el líder del socialismo presentaba un proyecto de reforma de nuestro sistema territorial para integrar a los nacionalistas y repetía a aquello de que lo importante es dialogar con los golpistas. Que estén contentos, felices e integrados como Piqué en la selección nacional y que todos les respetemos, hagan lo que hagan.

Y aún más llamativo, Albert Rivera no estaba instando al Gobierno a aplicar el 155 ante la firma inminente de la convocatoria del referéndum o a enviar a los cuerpos policiales a requisar esas urnas que el Gobierno catalán dice tener, sino que se fue al Congreso a presentar una reforma para que Mariano Rajoy no pueda presentarse a las elecciones de 2020. Como si Ciudadanos, que creció en Cataluña con el mensaje de ser menos acomplejado que el PP en la defensa de la su españolidad, tuviera también miedo de ser confundido con los fascistas y con el PP, que diría Coixet. Así es nuestro país que le encantaría a Colin Kaepernick.

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