La demagogia sobre el agua debe acabar

Las lluvias de las últimas semanas no solo han logrado paliar los peores efectos de la grave sequía sufrida meses atrás, sino que han posibilitado las condiciones para proceder a un nuevo trasvase entre el Tajo y el Segura tras superar el umbral mínimo de reservas que contempla la normativa. Sin embargo, esta decisión, que será estudiada hoy por el Gobierno, ha estado, una vez más, rodeada de polémica por culpa de la demagogia localista que todavía existe en torno a la gestión del agua. Once meses después del último trasvase, los regantes del Levante recibirán parte del caudal que tanto necesitan gracias a que los pantanos de Entrepeñas y Buendía sobrepasan los hectómetros cúbicos que, como mínimo, marca el Memorándum del Tajo-Segura para poder autorizar dicha transferencia. Cierto es que deben ser atendidas las carencias de las localidades cercanas al cauce cedente, pues también ellas forman parte de la España seca. Pero eso no quita que sea estéril la critica del nuevo traspaso de agua, a pesar de que beneficiaría a la Comunidad Valenciana, gobernada como Castilla-La Mancha por el PSOE, reavivando así una guerra sin fin.

Los habituales enfrentamientos que se producen entre las diferentes autonomías e incluso dentro de los propios partidos por el reparto de este valioso recurso deben acabar cuanto antes. El trasvase cumple la legalidad, además de ser pertinente y necesario para suplir el déficit hidrológico que sufren Valencia, Murcia y Andalucía, contribuyendo con ello al desarrollo económico de estas regiones y al interés general del país. El agua es de todos, no de una u otra comunidad, y, por tanto, ha de concebirse como un importante factor de cohesión nacional y de vertebración del territorio, al margen de estas localistas pugnas políticas.