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El lejano oeste

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La relatividad de las cosas adquiere la condición de absoluta cuando lo que se visualiza depende de los puntos cardinales. Cataluña se encuentra situada al nordeste de la península. Andalucía al sur. Dos regímenes apuntalados sobre la base del clientelismo político. También en el centro de Europa hubo un 'régimen', como lo hubo en el este, llegando hasta las costas del pacífico. En nacionalsocialismo y el comunismo soviético fueron construidos, sacrificando los intereses individuales de las personas. Prevaleció en ambos el interés del Estado y el de las ideas, que el del respeto a los derechos individuales. Finalizada la II Guerra y caído el 'muro', los Estados multiétnicos y democráticos, garantizan con sus leyes la libertad individual, cualquiera que sea la ideología de sus ciudadanos nacionales.

Ahora, en todos y cada uno de los puntos que pudiera señalar una brújula, eclosionan movimientos populistas y nacionalistas, cuyo fundamento es la más burda de las demagogias. Si existieran los oráculos, estos indicarían que al nordeste de España reina el desconcierto político, producto de una mezcla de factores identitarios e ideología política penosamente concebidas. La lista del 'Junts por el 3%' es producto de una vocación totalitaria, en la que lo colectivo e identitario priman sobre lo individual y personal. No todo gira alrededor del 3% en Cataluña. Una candidatura así planteada solo puede ser concebida sobre la base de la pureza étnica lingüística. Pueblo y nacionalidad son confundidas ex profeso, de ahí el absurdo mal entendido, de la concepción de Cataluña como nación. Término que sólo debe ser concebido desde el prisma de su concepción política y no como pueblo, tal y como ocurre en Cataluña.

Ahora se escucha una cantinela muy preocupante: la desobediencia de la Ley. Más y Junqueras lo viene diciendo y haciendo, desde que diseñaron y urdieron el golpe de Estado que de manera lenta ejecutan, según palabras de Guerra. Aniquilar lentamente el Estado, es lo que Gonzales manifiesta. Mas no solo incumple la Ley sino que, como un chulo barato, manifiesta que no cumplirá las sentencias que dicten los tribunales contra él. Los 'sandalios' de la CUP no iban a ser menos y siendo antisistemas anuncian que las leyes están para desobedecerlas y los procedimientos para saltárselos. Cataluña 'territorio sin ley'. Hemos pasado por mor de los hechos descritos a situarla en el lejano oeste. La Ley es la esencia primigenia y última de la democracia. Sin ley no hay democracia. La Constitución de 1978, como la de la II República, fueron muy generosas con Cataluña. Esta última pretendía en palabras de Azaña, «.satisfacer viejas apetencias. patrimonio de la izquierda de Cataluña». Azaña fue un ingenuo. Habría que establecer un paralelo entre lo dicho por Azaña y lo prometido por Rodríguez Zapatero a propósito del Estatuto que saliera del Parlamento de Cataluña. Las consecuencias de esos excesos verbales para España son obvias. Perdida la guerra, Azaña declararía que la cuestión catalana perduraría «como un manantial de perturbaciones. y es la manifestación aguda, muy dolorosa, de una enfermedad crónica del pueblo español».

La Ley y su cumplimiento es lo que hace fuerte a un Estado y por ende a una sociedad. Su grado de cumplimiento es un índice determinante del progreso y desarrollo económico de un país. Curiosamente, cuando la debilidad del Estado por las circunstancias que sean son patentes, los nacionalistas acechan al poder del Estado, intentado su exterminio. Así, el 6 de octubre de 1934 Companys, coincidiendo 'sin inocencia' con la insurrección de Asturias, volvió a proclamar el 'Estat Català'. Ahora la historia se repite. La crisis ha hecho mella en España. El Estado es mastodóntico, pero débil e ineficaz. Tanto que un simple 'pollo' del corral de la CUP, nos tiene con la cresta tiesa.

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