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De ninfas y dioses

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Cada uno de los gaditanos tenemos una opinión sobre si deben de existir las ninfas o si es mejor que desaparezcan. Las dos opciones son válidas según el cristal con se mire. Si les preguntáramos a los trabajadores que se benefician de su existencia, como los artesanos que montan los escenarios de San Antonio para el acto de la proclamación de la diosa, los grupos de baile y teatro que actúan en dicho evento, las costureras que confeccionan los trajes de piconeras, las bandas y disfraces de cada ninfa, la megafonía, los que construyen las carrozas para éstas y para las del año anterior, los del catering, la empresa que alquila los descapotables para el cortejo, los vendedores ambulantes, los amantes de la representación de la mujer gaditana, los tradicionalistas, los hosteleros, los orgullosos familiares y amigos de cada elegida y a muchos más que se me olvidan, dirían ninfas sí.

Por el contrario, si le preguntáramos al que no quiere que se gaste un euro en banalidades, al que quiere que sus impuestos se inviertan en cosas serias y útiles para la ciudad, a las feministas radicales, a los defensores de la igualdad de género para todo, a aquellos que piensan que estas figuras son de un carácter retrógrado, a los que opinan que hay que cambiar todo aquello que huela a rancio o por el simple hecho de no haberlos creado ellos, o si le preguntan a esos que consideran humillante para las mujeres esos tipos de concursos, seguramente que dirán que no a las ninfas. Es verdad que existen también aquellos a los que les dan igual una cosa que otra. Son esos a quienes no les interesa el carnaval para nada ni de lo que ocurra en sus entrañas, aunque a muchos les parezca imposible esta ocurrencia tan disparatada en nuestro Cádiz caletero y viñero. Cada uno pertenecemos a uno de esos bandos, pero siempre existe una solución para este tipo de cuestiones. Una solución integradora de ambas y que tenga sentido común. Lo de nombrar a un Dios del carnaval masculino además de la Diosa y quitar las ninfas y que se les valorarán para su elección con unos conocimientos culturales, habilidades artísticas relacionadas con la ciudad o donde se le tendrán en cuenta el conocimiento de otros idiomas y el tener erudiciones del Carnaval de Cádiz, me parece un esnobismo y una extravagancia propia de alguien que solo quiere dar la nota. ¿A quién elegimos con esas cualidades? ¿a Quiñones? Habla tan solamente inglés, ¿a Martínez Ares? No sabe hacer ni un sombrero de cartón. No tengo la fortuna de conocer en persona al concejal de Fiestas, don Adrián Martínez de Pinillos, pero me parece que usted no es de aquí, como el chiste. Si quiere ser trasgresor, radical, extremista o hacerse notar hágalo por derecho. El Falla gratis para el pueblo, las ninfas y ninfos con licenciatura como requisito indispensable y con cuerpos despampanantes, el dios y la diosa forzados a poseer al menos una cátedra o doctorado y poliglotas todos, las agrupaciones obligadas a ser mixtas por aquello de la igualdad de género y paridad, en las carrozas de la cabalgata que se suban aquellos que lo deseen que para eso las sufragamos entre todos, etc.

Un poco de sentido común, ser moderno no es eso, es tener la mente abierta a todo, a lo nuevo y a lo viejo.

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