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El sátiro y las ninfas

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El concejal de nombre aristócrata, Adrián Martínez de Pinillos Ruiz, estudió Ciencias Políticas en la Complutense y da grandes tardes de gloria en la Gaditanense. Desconozco su curriculum académico, aunque lo intuyo brillantísimo: Matrícula de Honor en Historia de las dictaduras fascistas y suspenso en la de las comunistas. Va de charco en charco hasta la dimisión final. Por ejemplo, desde su perspectiva animalista notó un sentir popular: la gente quería montar barbacoas en todas las playas de Cádiz por lo que propuso su cancelación definitiva. Esas ideas deben ocurrírsele a Adrián en plena detención policial, obstruyendo un desahucio, forcejeando con fornidos agentes de la autoridad, de uniforme, además. Un día se lo dije a Fran González: atento a Pinillos.

No me equivoqué. Lo del Dios del Carnaval es raro pero, oye, aceptamos pulpo. Luego nos enteramos de que el concejal de Podemos, al que mi imaginación asimila a Phil (el sátiro que entrenaba al Hércules de Disney, trasunto del Pan desbocado que seducía a las dríadas con su falo musical, la siringa) elimina a las ninfas del carnaval sin reunirse previamente con ellas, sin acercar posturas, sin negociar. Son «mujeres florero», dijo.

Los edilflautas dan espectáculo cada semana. En una rueda de prensa satírica el alcalde y su concejal contaron que las ninfas de Cádiz, esas «mujeres florero», son un anacronismo caduco que va contra la paridad e igualdad de género. Desconocen ambos que las ninfas de la mitología griega, aparte de madrinas de las artes, podrían ser consideradas precursoras del feminismo; eran las Janis Joplin de la época: disfrutaban de su sexualidad con quien ellas querían, hombres o mujeres.

La otra razón que aduce el concejal de Pocas Fiestas y Menos Participación Ciudadana es el ahorro. Verónica Otero, presidenta de la Asociación de Ninfas La Piconera, se considera insultada y denuncia que el concejal Pinillos ni contestó a su propuesta ni quiso reunirse con ella. Ha publicado documentación que aclara que el presupuesto de costes municipal es muy superior al real y que destruyendo esta tradición carnavalera se arruinan puestos de trabajo indirectos. Debe ser que el 'sátiro' prefiere ninfas de a cincuenta euros, low cost, como lo que dicen que costó la web de transparencia.

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