DÍA MUNDIAL DEL AGUA

Los cuatro conceptos que debería reflejar la factura del agua

El sector reclama armonizar la tarifa con unos rangos máximos y mínimos para que haya un recibo único en todo el territorio

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¿Sabe usted cuánto paga por el agua? ¿Qué parte de su factura corresponde a la distribución y cuál al alcantarillado y la depuración? ¿Si tiene usted una tarifa progresiva, que penaliza a quién más consume? ¿O si está haciendo frente en su factura a un dudoso canon sobre el agua introducido en algunas comunidades autónomas? Seguramente no pueda contestar a varias de estas preguntas, porque casi podría decirse que no hay dos recibos iguales.

En nuestro país «funcionan más de dos mil y pico sistemas diferentes -explica Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS)-, por lo que se hace de una complejidad extrema saber lo que nos están cobrando en la factura».

Así, la cuota fija del servicio varía de un lugar a otro; en un sitio se trata de un servicio integral y en otra solo cobran la distribución y la depuración pero el alcantarillado está en una tasa aparte que cobra el ayuntamiento en cuestión con el IBI o con la basura, por ejemplo; en otro, los bloques de consumo para las tarifas progresivas son diferentes... «En fin, toda una serie de particularidades que hacen que un ciudadano entienda con dificultad cómo es el recibo del agua, que ya bastante complejo es por la propia circunstancia de que no solo es el suministro lo que se paga sino también la depuración», explica Morcillo.

Órgano regulador

Por eso, desde AEAS hace tiempo que vienen reclamando un marco para armonizar la tarifa, con unos rangos máximos y mínimos en todo el territorio, y la existencia de un órgano regulador que aporte transparencia a lo que se paga por el agua.

Los servicios urbanos de agua son de competencia municipal, así que cada municipio fija el precio del agua, pero se trataría de armonizar los criterios y los conceptos de la tarifa para que hubiera un recibo único en toda España, pero en cuanto a conceptos y estructura y no tanto en cuanto a precio, que puede variar según las circunstancias. En este sentido, ya hay municipios donde la mayoría de los costes están incluidos en el recibo, como Madrid.

Para Morcillo, hay cuatro elementos que deberían ser comunes en el recibo (cobrar por el agua en alta, distribución, alcantarillado y depuración) y una estructura tarifaria basada en una cuota fija (para cubrir costes fijos independientemente del consumo y a la renovación de infraestructuras) y en una cuota variable (precio progresivo en función del consumo).

La armonización de la tarifa se hace cada vez más necesaria, toda vez que desde hace unos años han surgido normas autonómicas que recogen cánones sobre el agua encareciendo su precio. «Debería estar muy claro cuáles son los servicios y cuáles los impuestos, porque si no es en un galimatías que nadie entiende», dice Morcillo.

La justificación para estos cánones estaría en lo que dice la Directiva del Agua en cuanto a la recuperación de costes de todo el ciclo del agua. Desde AEAS explican que en España la tarifa «es muy inferior a la media europea y, aunque se complementa con impuestos, no cubrimos los costes de estos servicios. En especial tenemos un fuerte déficit en renovación de infraestructuras».

Lo que dice la Directiva Marco del Agua es que hay que ir a una recuperación de los costes y, además, es recomendable, que esto se vea en el recibo porque es una manera de concienciar de lo que cuesta el recurso. Esto es, lo que hay que hacer es transferir a la tarifa costes que hoy se subvencionan por otro lado, pero eliminando entonces los impuestos que gravan el agua. El temor está en que «en la confusión me incorporen los costes por una parte pero no me los bajen por la otra», concluye Morcillo.

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