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James Hansen: «Tenemos que dejar las reservas de combustibles fósiles bajo tierra»

Este conocido y combativo científico ha sido galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento

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Mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2ºC y que incluso no vaya más allá de los 1,5ºC es una tarea difícil. Pero hay que empezar ya, si esperamos otra década, entonces sí será imposible». Así de rotundo se muestra el climatólogo James Hansen (Estados Unidos, 1941), tras conocer que su trabajo ha sido merecedor, junto al del japonés Syukuro Manabe, de la novena edición del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático.

Ambos científicos han sido fundamentales en el desarrollo de los primeros modelos computacionales que fueron capaces de simular el comportamiento del clima y proyectar el impacto de los gases de efecto invernadero en la temperatura terrestre, unas predicciones que hoy en día siguen vigentes y unos modelos que se han vuelto esenciales en el estudio de la evolución del clima.

Confío en que Trump sepa escuchar a la Academia Nacional de Ciencias

«El desarrollo de nuestra civilización se ha dado en un periodo de miles de años donde ha imperado la estabilidad climática, pero ese periodo está llegando a su fin», explica Hansen. Los riesgos son muchos: «Sabemos que las principales consecuencias vendrán por el deshielo de las grandes masas de hielo de Groenlandia y la Antártida, que harán que aumente el nivel del mar. Más de la mitad de las grandes ciudades del mundo son costeras, y desaparecerán o bien no serán funcionales, y esto provocará la migración de cientos de millones de personas, con consecuencias inimaginables».

Histórico discurso en 1988

En este sentido, Hansen, quien en mayo de 1988 pronunció un histórico discurso ante el Congreso de Estados Unidos, dos meses antes de que se creara el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), dice que «hay que actuar ya» y confía en que el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, escuche a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, creada por Abraham Lincoln para asesorar sobre cuestiones científicas de importancia -según recuerda Hansen- y que lleve a cabo los cambios económicos y en el sistema energético que se necesitan.

En este sentido, dijo que la fórmula para que «el mercado nos ayude a encontrar las mejores alternativas energéticas es fijar un impuesto al uso de los combustibles fósiles, en vez de seguirlos subsidiando. Y esto no es incompatible, que yo sepa, con las políticas conservadoras». Solo este impuesto y, por supuesto, «dejar las reservas de combustibles fósiles bajo tierra» -insistió-, «nos permitirá reducir las emisiones a un ritmo del 3% anual en los próximos 10 años, que es lo que necesitamos para intentar que la temperatura no suba por encima de los 1,5ºC sobre el nivel preindustrial».

Los seres humanos tenemos el control del clima terrestre

En cuanto a las soluciones que la llamada bioingeniería podría brindarnos para ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el profesor de la Universidad de Columbia dijo que «es importante mejorar las prácticas agrarias y forestales para atrapar más carbono en la biosfera», aunque «si no reducimos nuestras emisiones no servirá de nada», insistió. En este momento «los humanos estamos en un proceso de bioingeniería planetaria, tenemos el control del clima terrestre», afirma. Y para salir airosos de este desafío debemos «lograr que la concentración de CO2 en la atmósfera -actualmente en más de 400 partes por millón (ppm)- se sitúe en las 350 ppm antes de final de siglo», pronostica Hansen.

«Se nos acaba el tiempo -insiste el climatólogo- y no es suficiente con los objetivos recogidos en el Acuerdo de París. Hay que tomar acciones de forma urgente, y las primeras deben ser subir el precio de los combustibles fósiles y fomentar las energías renovables».

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