Vídeo: «El Nido» para acoger a las primeras vaquitas ya flota en mitad del Alto Golfo de California

El Gobierno de México ha comenzado a buscar algunos de los 30 ejemplares que se estima existen de la amenazada marsopa para conducirlos a este santuario

El Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita estima que tan solo 30 ejemplares SEMARNAT

NATURAL

Salvar a la vaquita marina se ha convertido en una prioridad para el Gobierno de México .

El Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) estima que tan solo 30 vaquitas sobreviven en la actualidad en el Alto Golfo de California , de donde es endémica esta marsopa, la más pequeña que existe. El año pasado, se contabilizaban 60 ejemplares.

La principal amenaza para la vaquita es su captura incidental en redes agalleras , donde queda atrapada y se ahoga. La mayoría de estas redes son empleadas ilegalmente para pescar totoaba , un pez que también está al borde de la extinción. La vejiga natatoria de la totoaba es considerada un alimento de lujo en Asia , por el que se pagan precios elevados. Estas vejigas son traficadas desde México hasta China a través de Estados Unidos .

La estrategia que desarrolla en estos momentos el CIRVA consiste en trasladar algunos ejemplares de la especie a un santuario temporal , donde tendrán oportunidad de reproducirse sin el riesgo de caer en las redes de enmalle.

«El Nido» como se conoce desde ahora a este santuario constituye ya una realidad: se encuentra listo para recibir a las primeras vaquitas que serán rescatadas en las expediciones que comenzaron el 13 de octubre en el Alto Golfo de California. Cuatro delfines de la especie nariz de botella entrenados por la Armada de Estados Unidos ayudarán a localizar ejemplares y encaminarlos hasta «El Nido».

«El Nido», tal y como explica en un comunicado la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno mexicano, presenta forma circular; tiene un diámetro total de 40 metros y ha superado «estrictas pruebas de inclinación y flotabilidad». Asimismo, su profundidad alcanza los 4 metros y cuenta con áreas para la observación por parte de biólogos y veterinarios. Las instalaciones, además, se encuentran protegidas de los vientos del norte y del noreste por el cerro «El Machorro».

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