Los mamíferos se mueven hasta tres veces menos en lugares humanizados

Un patrón que persiste en todo el mundo, desde los elefantes africanos hasta las ardillas de América del Norte

El ser humano limita los movimientos de los animales ABC

SERVIMEDIA

Los mamíferos que viven en hábitats modificados por los seres humanos se mueven entre dos y tres veces menos que los que residen en áreas sin huella humana, un patrón que persiste en todo el mundo, desde los elefantes africanos de bosque de hasta las ardillas antílope de cola blanca de América del Norte.

Esta es la conclusión principal de un estudio realizado por 115 investigadores de 24 países, entre ellos Pascual López, de la Universidad de Valencia , y Ugo Mellone, de la Universidad de Alicante . El trabajo, publicado en la revista Science, es el primero de su tipo en registrar los movimientos de una amplia gama de mamíferos en todo el mundo.

Los seres humanos cambian paisajes enteros porque construyen ciudades y carreteras , cultivan tierras y explotan los recursos naturales, pero hasta ahora no se había evaluado a gran escala qué efectos tiene esto en los animales y sus hábitats.

«Todos los organismos necesitan espacio para reunir sus recursos, encontrar parejas y realizar sus servicios ecológicos», recalca Bruce Patterson, coautor del estudio y conservador en el Museo Field de Chicago (Estados Unidos). Por ejemplo, los murciélagos necesitan espacio para encontrar y consumir insectos y polinizar plantas, y los depredadores para cazar y controlar las poblaciones de otras especies.

Los seres humanos cambian paisajes enteros

Los investigadores analizaron 803 ejemplares de 57 especies de mamíferos, que fueron equipados con transmisores GPS. Después, compararon los datos recibidos a través de la base de datos Movebank con el «Índice de Huella Humana», que mide la influencia de los seres humanos en los paisajes y asigna a los paisajes una calificación que va desde 0 ( áreas naturales intactas ) hasta 50 ( paisajes urbanos densos ). El análisis de los datos se centró principalmente en áreas con una calificación de, al menos 36, en comparación con áreas con un índice de 0 o 1.

Encontraron que el movimiento de mamíferos era de aproximadamente 6,6 kilómetros de media en áreas con una gran huella humana , en comparación con 21,5 kilómetros en áreas con una baja huella humana. La reducción del movimiento fue particularmente evidente cuando los animales fueron rastreados durante períodos más largos, lo que sugiere que los humanos están alterando el comportamiento de los animales y el uso del área en escalas de tiempo más largas, en lugar de alterar sus velocidades de viaje.

No en vano, los biólogos también evaluaron los movimientos de cada animal en momentos de entre una hora a 10 días . En escalas temporales de menos de un día, los paisajes modificados por humanos no afectaron significativamente al movimiento de la mayoría de las especies, pero las observaciones de uno a 10 días indican que la mayoría de los individuos redujeron sus distancias de viaje en un promedio de entre la mitad y una tercera parte.

Pérdida del hábitat

La infraestructura humana, como carreteras, edificios, puentes y cercas, crea barreras físicas al movimiento de los animales, pero la investigación también sugiere otra razón, algo paradójica, de que los mamíferos se mueven menos en áreas dominadas por humanos: recursos como la comida y el refugio pueden ser más abundantes.

La pérdida y la fragmentación del hábitat interrumpen los comportamientos cruciales de los animales. Por ejemplo, construir una carretera a través de la sabana divide el ecosistema en espacios más pequeños y discontinuos, lo que impide que los animales puedan visitarlos, con lo que cambian su uso del espacio.

A medida que los hábitats están en peligro, escasean recursos como los alimentos y el espacio vital del que dependen los animales. Cuando estos son limitados, a veces los animales atraviesan áreas más grandes para obtener lo que necesitan: si no hay suficiente comida en un radio de ocho kilómetros, pueden moverse a un radio de 15 kilómetros . Sin embargo, el estudio muestra que, en general, ese tipo de movimiento adicional tiende a no ser una opción: si no hay un paisaje ininterrumpido disponible, los animales afectados simplemente no pueden vivir allí.

El estudio encuentra «fuertes efectos negativos de la huella humana en desplazamientos medianos y de larga distancia de mamíferos terrestres». «El dominio humano sobre los paisajes de la Tierra se interpone en el camino de los animales que hacen lo suyo», expresa Patterson. Algunas especies, como los ratones , pueden arreglárselas con menos espacio, pero los que necesitan más terreno, como leones, tigres y elefantes , simplemente no pueden vivir en áreas con muchos humanos.

El dominio humano sobre los paisajes de la Tierra se interpone en el camino de los animales

«Es importante que los animales se muevan, ya que al moverse desempeñan funciones ecológicas importantes, como el transporte de nutrientes y semillas entre diferentes áreas. Además, los movimientos de los mamíferos unen diferentes especies y permiten interacciones en las redes tróficas que de otro modo no ocurrirían. Mover menos esto podría alterar cualquiera de estas funciones del ecosistema», señala Marlee Tucker, del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Goethe (Alemania) y autora principal del estudio.

Martin Wikelski, director del Instituto Max Planck de Ornitología (Alemania), apunta entre las causas fundamentales de la reducción de movimientos de los mamíferos que la infraestructura humana perturba y fragmenta sus hábitats y cambios en el comportamiento de los animales por la presencia de humanos en el territorio. Los biólogos creen que animales como ciervos o jabalíes se retiran cada vez más a áreas relativamente pequeñas de bosques rodeados de infraestructura humana.

Otra razón son los cambios en el comportamiento de los animales por la presencia de humanos en el territorio. Los zorros urbanos son más propensos a encontrar alimento cuando comen en áreas dominadas por humanos, lo que significa que necesitan cubrir distancias más pequeñas. También hay evidencias de que el urogallo evita las áreas que incluyen remontes mecánicos, funiculares y deportes alpinos.

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