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Confirman la relación entre traficantes de fauna silvestre y altos funcionarios de Laos

Contribuyen a mover cientos de toneladas de vida silvestre a cambio de cuotas, como la matanza de tigres, rinocerontes y elefantes, asegura una investigación hecha pública con motivo de la 17ª Conferencia de Cites

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Dos hermanos vietnamitas, los Bach, han sido identificados como los mayores traficantes de especies en peligro de extinción junto con Vixay Keosavang, un hombre de negocios muy protegido por el gobierno de Laos y considerado como el Pablo Escobar de la vida salvaje, publica The Guardian.

Se supone que los acuerdos financieros firmados por Keosavang permitió a su compañía durante 2003, su primer año de actividad, traficar con 11 millones de dólares del comercio ilegal de animales a través de Vietnam y China camuflados para ser servidos en restaurantes, como decoración o mezclados con tónicos supuestamente medicinales.

Los acuerdos establecidos con Keosavang le permitían comercializar con doce especies; entre ellas las pieles de 100.000 pitones; 250 toneladas de tortuga de caparazón blando; 100 toneladas de perros, 1.000 urracas y 20 toneladas de huesos de animales que se utilizan supuestamente en un vino medicinal.

Cuarto negocio más lucrativo

El diario británnico, además de identificar el papel de la familia criminal Bach y de Keosavang, ha puesto de manifiesto, por primera vez, la necesaria colaboración de altos funcionarios de países como Laos en el tráfico y comercio ilegal de especies (el cuarto negocio más lucrativo después del tráfico de drogas, armas y personas).

Más de una década después, tras años de investigaciones encubiertas, se ha conocido que los cabecillas se benefician de millones de dólares anuales. Los criminales, normalmente dentro de redes internacionales organizadas, son capaces de sobornar e intimidar incluso a gobernantes, llegando a generar hasta 7.500 millones de euros al año, según Naciones Unidas.

Laos es un país de tránsito crucial para el tráfico ilegal de especies desde África y otras partes de Asia

The Guardian asegura que funcionarios del más alto nivel, en concreto en Laos, contribuyen a mover cientos de toneladas de vida silvestre e incluyen cuotas con los traficantes ya acordadas, como la matanza de 165 tigres, más de 650 rinocerontes y más de 16.000 elefantes. Comercializar estas especies está prohibido de manera oficial en Laos desde 2004 pero el diario británico pone de manifiesto que tienen pruebas de que el tráfico de especies en el país asiático ha arrojado beneficios de cientos de miles de dólares.

Afirman, no obstante, que se desconoce el grado de conocimiento de los principales ministros de Laos y aunque han intentado contactar con el Gobierno del país a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, no han recibido respuesta a las acusaciones.

Steve Galster, director ejecutivo contra la trata de Freeland, asegura que «es una asociación pública-privada con las autoridades policiales que actúan como socios de los sindicatos del crimen».

Hay que tener en cuenta que Laos es clave en el comercio global de vida silvestre, no sólo por ser el hogar de animales que deben ser protegidos, sino por ser un país de tránsito crucial para el tráfico ilegal desde África y otras partes de Asia.

La ciudad sudafricana de Johannesburgo celebra la 17ª Conferencia sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción con la participación de 182 países.

Desde Sudáfrica y Tailandia hasta China

Los hermanos vietnamitas Bach son los principales sospechosos de controlar la ruta de contrabando de animales, según las denuncias expuestas en la citada conferencia, que se inauguró el sábado.

Y el negocio de Keosavang ha prosperado durante estos años y ha sobrevivido a pesar de una enorme cantidad de pruebas que deberían haber llevado a su detención. Nadie movió un dedo en Laos cuando en 2009 la policía de Kenia se incautó de 280 kilos de marfil de Mozambique que tenían etiquetados un claro destino y el nombre de la compañía de Keosavang, detalla The Guardian.

EE.UU. ofreció en 2013 una recompensa millonaria por el denominado «Pablo Escobar de la vida silvestre»

Al traficante de Laos sólo consigue pararle aparentemente la intervención de Estados Unido. En 2013, EE.UU. llegó a ofrecer una recompensa de un millón de dólares por el calificado «Pablo Escobar de la vida silvestre». Las autoridades de Laos siguen sin detener a Keosavang.

Desde entonces, otras dos empresas, Vinaskhone y Vannaseng son las que reúnen un enorme historial de delitos contra la naturaleza. Hasta la pasada semana, el gobierno de Laos, apunta el diario británico, no había tomado medidas contra ellas aunque existen informes internos del gobierno con los crímenes grabados.

El comercio ilegal de fauna salvaje va desde Sudáfrica a Tailandia y desde allí hasta los mercados en China, donde las partes más exclusivas de estos animales son utilizadas en la medicina tradicional del gigantesco país asiático.

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