Águila imperial
Águila imperial - FUNDACIÓN MIGRES

El águila imperial remonta el vuelo

La escasez de conejos, su presa favorita, y los tendidos eléctricos que encuentran cuando cruzan a África persisten como amenazas

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Hace unos meses los emisores daban el aviso. Seis de los doce pollos de águila imperial ibérica (Aquila adalberti) de la población de Doñana marcados con emisores de radio o satelitales estaban en Marruecos. No es que sea una excepción, hay ejemplares que han llegado a Siria -explica Miguel Ferrer, investigador de la Estación Biológica de Doñana-, pero sí lo es la frecuencia. Antes, de 30 o 40 ejemplares solo cruzaba uno, y ahora lo han hecho la mitad de los marcados. Esto significa dos cosas, una buena y otra mala.

La buena es que la población de águila imperial de Cádiz, extinta y reintroducida en el año 2002 gracias a un proyecto de Ferrer, ya hace de «flotador» de la población de Doñana.

Al tener la población de adultos reproductores en Cádiz, esto atrae a los inmaduros en dispersión de Doñana, que pasan mucho tiempo alrededor porque para ellos es una oportunidad para buscar pareja y reproducirse. Al pasar más tiempo cerca de la zona del Estrecho y si hay condiciones de viento adecuadas el cruce a África es el paso natural. «Probablemente eso es lo que ocurría en el pasado -añade Ferrer-, pues la población de águila imperial de Marruecos existió hasta el primer tercio del siglo XX, pero cuando la población española cae por la mixomatosis que afecta a su presa favorita, el conejo, y por las electrocuciones en tendidos eléctricos, la población del reino alauí -afectada además por los venenos- desapareció.

Esa es la buena noticia. La población de Cádiz conecta ya la población de Doñana -que se mueve entre 8 y 11 parejas- con la de Sierra Morena y Extremadura, «amortiguando» el aislamiento que imperó en los años 90, provocado por la distancia y por que el 80% de los pollos que nacían morían electrocutados durante su primer año de vida. La corrección de los tendidos eléctricos -una de las historias de éxito de la conservación en nuestro país-, la alimentación suplementaria de conejos y la recuperación de la población de Cádiz están detrás del «crecimiento exponencial» de la población de águila imperial en Andalucía, explica Virginia Morandini, que prepara en la Estación Biológica de Doñana su tesis doctoral sobre el águila imperial y la pescadora.

La población de cádiz hace de «flotador» de la de doñana

Por primera vez el número de parejas reproductoras en Andalucía supera el centenar -110 parejas en el censo de 2015 frente a 21 en el de 1982, lo que supone un crecimiento anual del 5%, de un total de 500 parejas en la Península-. «Si esta tendencia se mantiene 3 años más, el grado de amenaza de la especie podría mejorar y pasar en Andalucía de especie en peligro crítico de extinción a especie vulnerable», explica Eva Casado, directora de la Fundación Migres, entidad que gracias a un proyecto de la Fundación Banco Santander anilla y equipa a los pollos de águila imperial llevando a cabo un seguimiento exhaustivo de los ejemplares de Doñana.

Estos emisores son los que han permitido detectar el salto a África que están haciendo muchos jóvenes en dispersión, y también las amenazas que estos viajes pueden conllevar. Así, cuando uno de los emisores de los seis pollos que cruzaron el Estrecho dejó de funcionar la alarma se disparó. La rapaz se encontró en el sur de Marruecos, cerca de Guelmin -donde se ha podido comprobar que hay una explosión demográfica de una pequeña rata de campo que les sirve de alimento- pero donde los tendidos no están corregidos para evitar la electrocución de las aves. La sorpresa fue que, además de ejemplares de otras especies, encontraron más águilas imperiales jóvenes sin marcar electrocutadas. «Marruecos podría estar actuando como sumidero», explica Ferrer, quien adelanta que ya se está en conversaciones con el Gobierno marroquí para ver de qué manera colaborar en la adaptación de sus tendidos eléctricos.

Escasez de conejos

El otro gran problema que afecta a la supervivencia del águila imperial ibérica es la escasez de conejos -en Doñana la densidad es de 0,2 conejos por hectárea- por culpa de las diferentes enfermedades que les afectan. Primero fue la mixomatosis, después la Nueva Hemorragia Vírica (NHV) y ahora la segunda NHV. «De los Pirineos para arriba el conejo es considerado una plaga que hace daño a la agricultura -explica Ferrer-. Hay que tener en cuenta que el conejo nunca ha salido de aquí excepto cuando los romanos lo descubrieron como alimento y lo fueron propagando, pero mientras aquí hay 52 predadores para el conejo en otros países no es así y eso significa plaga, incluido Australia».

Ya son más de 100 las parejas que se reproducen en andalucía

«Al ser una plaga, hay muchos investigadores buscando nuevas enfermedades para controlar esa amenaza, que tarde o temprano por movimientos naturales o no tan naturales, acaban llegando a la Península Ibérica. Así tuvimos la mixomatosis. que fue desarrollada por un investigador francés para eso, después la NHV y cada vez con mayor frecuencia tendremos nuevas enfermedades seleccionadas, diseñadas y potenciadas para acabar con el conejo», explica el coordinador del CSIC en Andalucía. «Y la única forma que se me ocurre con la que podríamos abordar el problema es que la Administración de conservación española llegue a algún tipo de compromiso internacional, porque para nosotros el conejo es el plancton del bosque mediterráneo, es una pieza clave de la conservación», añade. En el caso del águila imperial el conejo representa el 88% de su dieta, «es el pláncton del bosque mediterráneo».

En esto del conejo se da una paradoja, cuenta Ferrer. «En la Estación Biológica de Doñana hemos tenido a unos científicos australianos trabajando con pulgas españolas para ver si incrementaban la velocidad de transmisión de la mixomatosis en los conejos australianos porque allí es una plaga».

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