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Fondo de coral - UNIVERSIDAD BARCELONA

La acidificación del océano propicia que los bosques de algas sustituyan a los fondos de coral

La Universidad de Barcelona lo ha comprobado dentro y fuera de los límites de la Reserva Marina de las Islas Columbretes

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Un estudio dirigido por un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona ha mostrado que la disminución del pH marino de 8,1 a 7,9, observada en una surgencia de CO2 a cuarenta metros de profundidad, produce un cambio radical en hábitats de alta diversidad y complejidad estructural. Los bosques de Laminaria rodriguezii, el alga kelp que habita las profundidades marinas (suele encontrarse a más de 65 metros de profundidad), remplazan a otros hábitats dominantes, como los fondos de coral y maerl, caracterizados por la presencia de organismos calcificadores. Solo las algas calcificadas con microcristales de aragonito son capaces de sobrevivir en aguas acidificadas, pero con una ausencia casi total de organismos calcáreos con altas concentraciones de magnesio, informa la institución académica en una nota.

El estudio, publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, se desarrolló en las Islas Columbretes, en el mar Mediterráneo. Estas islas se encuentran a unos 56 kilómetros de la costa de Castellón, y forman un pequeño archipiélago volcánico con una isla principal, varios islotes y rocas, y un gran número de bancos de peces. En septiembre de 2011, se utilizó un vehículo operado a distancia (en inglés, remote operated vehicle, ROV) para analizar la presencia de surgencias de CO2 dentro y fuera de los límites de la Reserva Marina de las Islas Columbretes. En junio de 2012, se realizaron diversas inmersiones para caracterizar los parámetros del sistema de dióxido de carbono y la composición de la comunidad.

«El estudio muestra que la acidificación moderada observada en una surgencia de CO2 produce una sustitución completa de los hábitats bentónicos de gran biodiversidad y complejidad estructural que crecen en profundidades en las que apenas han podido estudiarse todavía los efectos de la acidificación», explica Cristina Linares, investigadora Ramón y Cajal del Departamento de Ecología, primera autora del artículo y coordinadora de Life+Indemares, un proyecto financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

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